UN AÑO PERDIDO

La realidad le dio un frentazo al presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
No sólo tuvo que refugiarse en Los Pinos para emitir el mensaje con motivo de su primer informe de gobierno. A la hora de la verdad, se encontró con que a casi un año de haber asumido el poder, no hay nada que destacar, nada que presumir. Ningún anuncio trascendente.
Ante la rancia plutocracia mexicana, Enrique Peña Nieto se la pasó hablando de lo que es necesario hacer. De lo que se compromete a realizar. De lo que es capaz de alcanzar. Tras nueve meses al frente del Poder Ejecutivo federal, el Presidente sigue hablando de que va a transformar a México. Así, en tiempo futuro.
Quizás por eso mismo éste fue uno de los mensajes más cortos con motivo de un informe presidencial, si no es el que menos ha durado. Apenas poco más de una hora. Poco o nada pudo decir Peña Nieto a la nación. Pareciera que sigue en campaña, porque por promesas no para. Pero el tiempo pasa inexorable, y al menos este año ha sido prácticamente perdido. El país no avanza.
No es una simple percepción personal. El crecimiento de 1.8 por cierto de la economía nacional está muy por debajo de la expectativa. No hay empleo ni inversión privada. Hay una soterrada fuga de capitales que no encuentran la certeza y seguridad prometidas.
Como lo mencionamos en este mismo espacio hace unos días, el gobierno cifra todas sus esperanzas en la aprobación de tres reformas legislativas: energética, hacendaria y financiera. Por lo visto, todo el diseño de esta administración está supeditado a que se realicen esos cambios legales, que implican la apertura del sector energético a la inversión privada, el gravamen generalizado del IVA y la desaparición de los regímenes fiscales especiales.
Pero si con la reforma educativa, que afecta a un sector específico de la población, el gobierno peñista está contra las cuerdas, no es difícil imaginar lo que sucederá cuando se discutan y se pretendan aprobar las demás, particularmente la hacendaria, que impactaría directamente en los bolsillos de absolutamente toda la sociedad mexicana.
Y precisamente sobre este punto, Peña Nieto lanzó una advertencia nada velada al sentenciar que “las minorías deben respetar la democracia, las instituciones y la libertad”, lo cual suena a que la paciencia se le agota y en cualquier momento dará un manotazo en la mesa contra quienes se oponen a esas reformas para las que el pueblo mexicano no fue consultado.
El panorama es desalentador. El cambio prometido no ha llegado. Y el que no anunciaron lo quieren imponer a como dé lugar.
¿Cuál será el precio que está dispuesto a pagar el presidente Enrique Peña Nieto para lograr lo que se propone?

Posdata magisterial

Mi compañero y amigo fotoperiodista veracruzano Alberto Delgado resumió en una frase buena parte del meollo del conflicto magisterial, y con su venia, lo cito: “los maestros fueron el voto duro de quienes ahora los traicionan. Ojalá aprendan la lección, nunca es tarde...”


Twitter: @yeyocontreras

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