REBELIÓN MAGISTERIAL, LÍDERES REBASADOS
Enrique
Peña Nieto logró lo que ningún presidente de la República había logrado en 25
años: unió a los maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación (SNTE) con la disidencia agrupada en la Coordinadora Nacional, la
CNTE, y con muchas otras asociaciones magisteriales. Sólo que los unió en su contra.
Este
miércoles 4 de septiembre se vivió una dura jornada de protestas del magisterio
en contra de la Ley del Servicio Profesional Docente que recién fue aprobada
por las dos cámaras del Congreso de la Unión y que será promulgada en breve.
Estados
como Veracruz vieron prácticamente colapsadas sus principales ciudades por
integrantes de los diferentes sindicatos de mentores, que como nunca antes, se
unieron para repudiar lo que consideran un atropello a sus derechos. Y en esto
no les falta razón. La reforma no es educativa, es totalmente administrativa y
laboral.
La
Ley del Servicio Profesional Docente, que es reglamentaria del artículo tercero
constitucional que también fue reformado, establece nuevos lineamientos para
determinar la permanencia de los profesores en su trabajo a partir de
evaluaciones que llevará a cabo un instituto nacional, que se creará ex profeso
para realizar esa tarea.
El
centro de las protestas está en el artículo 48 de esta nueva norma jurídica, en
su apartado “De la permanencia en el servicio”, que establece que cuando en la
evaluación “se identifique la insuficiencia en el nivel de desempeño de la
función respectiva, el personal de que se trate deberá incorporarse a los
programas de regularización que la autoridad educativa o el organismo descentralizado
determine, según sea el caso”.
“(…)
El personal deberá sujetarse a una segunda evaluación en un plazo no mayor de
doce meses después de la evaluación inicial. De ser insuficientes los
resultados en la segunda evaluación, el evaluado deberá reincorporarse a los
programas de regularización para sujetarse a una tercera evaluación que se
llevará a cabo en un término no mayor de doce meses.
“Quien
no se incorpore a los programas de regularización o no alcance un resultado
suficiente en la tercera evaluación que se le practique, será separado del
servicio público sin responsabilidad
para la autoridad educativa o el organismo descentralizado, según corresponda.”
Lo
que salta a la vista en primer lugar, es que se pretende aplicar
retroactivamente una ley en contra de un sector de la población, lo que de suyo
es inconstitucional. Y por otra parte, de no aprobar alguna de las tres rondas
de evaluaciones, los maestros serían echados a la calle “sin responsabilidad
para la autoridad”, o sea, sin indemnizarlos, lo cual no sólo es ilegal, sino
que los deja en total indefensión, lo cual atenta contra los derechos humanos
de cualquier trabajador.
Por
ello no es de extrañar que más allá de sus diferencias e intereses sindicales,
los maestros salieran como uno solo a tomar las calles, mientras el gobierno
decía que no pasaba nada y que se impartían clases normalmente en la mayoría de
los planteles públicos de la entidad.
Y
así, mientras el Gobernador de Veracruz se tomaba fotos con Acela Servín, la
lideresa vitalicia del Setse, y con Manuel Arellano, secretario general de la
sección 56 del SNTE, para aparentar acuerdos (y control) con las organizaciones
magisteriales, sus agremiados lanzaban incendiarias consignas contra el
gobierno y sus “líderes”, que fueron totalmente rebasados por las
circunstancias.
Esto
podría significar, en los hechos, el derrumbe de esos “liderazgos” en los
sindicatos de maestros, particularmente en el SNTE. Sus dirigentes se han hecho
de la “vista gorda”, mientras que sus “representantes” en el Congreso de la
Unión, particularmente los que son legisladores del PRI, votaron sin chistar en
favor del “reformón” peñista. Total, en su vida se van a volver a parar a dar
clases, si es que alguna vez lo hicieron.
Pero
si la base los repudia y no los obedece, esos “liderazgos” están muertos. Y si
los “líderes” no pueden –o no quieren– defender los derechos mínimos de un
asociado a un sindicato, como su estabilidad laboral, ¿por qué les habrían de
hacer caso?
La
defensa de un derecho no debe pasar por encima de los derechos de terceros. A
todos nos afecta que nuestras ciudades estén ahorcadas por los plantones.
Además, es absolutamente cierto que existe una real necesidad por elevar el
nivel de la educación en México y de quienes imparten las clases a los niños y
los jóvenes de este país.
Empero,
eso no sólo es responsabilidad de los maestros, sino del gobierno, que no
invierte ya no digamos en capacitación, sino en infraestructura e insumos
básicos para que las escuelas públicas funcionen con estándares siquiera aceptables.
Y no hay que ir a la sierra para atestiguarlo. En la misma capital veracruzana
hay planteles oficiales en condiciones paupérrimas.
El
conflicto se les ha salido de las manos a las autoridades y a los dirigentes de
los sindicatos, que buscan amedrentar a los profesores con amenazas de
descuentos y despidos. Hay un ambiente de tensión con amagos de represión
latente.
La
operación política de la reforma ha sido pésima. Y en 2015, cuando se celebren
las elecciones federales intermedias, el régimen podrá medir, en toda su magnitud,
las consecuencias.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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