RUMORES, AMANUENSES Y VERGÜENZAS
La
clase política en general, y la del estado de Veracruz muy en particular, tiene
la costumbre de recurrir al chisme, la intriga cortesana y la difusión de
trascendidos para mandarse mensajes entre sí, y de ser posible, “acalambrarse”
mutuamente, como se dice en el argot jarocho.
Para
ello, políticos de variada estofa y calaña recurren a la práctica conocida como
“rumorología”, en la que no importa la veracidad o posibilidad de concreción
del hecho que se difunde. Lo importante es acomodar un golpe en el objetivo
perseguido.
Generalmente,
la fuente de esos susurros venenosos son funcionarios de gobierno, dirigentes
partidistas, políticos en la banca, así como aspirantes a trepar en alguna
posición de poder, o que quieren que alguien más sea echado de la misma.
Y
para que la rumorología tenga el efecto deseado, necesita forzosamente de
amanuenses que la hagan circular. El campo propicio para ello han sido,
paradójicamente, los medios de comunicación y los periodistas, cuya obligación es,
por el contrario, ceñirse a hechos comprobados y veraces al momento de
informar.
Cotidianamente
somos testigos de cómo las páginas de los diarios o los espacios en los
portales informativos en la Web divulgan versiones a diestra y siniestra sobre “seguros”
cambios en la integración del gobierno. Que si tal funcionario ya se va, que si
se robó hasta las cortinas, que si la espada de Damocles pende sobre su cabeza,
y “linduras” de toda clase.
Y
en contraparte, las “plumas defensoras” del político vapuleado salen en su
defensa y cual mosqueteros de la guardia de Luis XIV (ahora que está de moda
eso de las burdas comparaciones con personajes históricos), ensalzan hasta la
ignominia las virtudes, reales o ficticias, del personaje aludido, y condenan a
la hoguera del escarnio a quien osa intentar profanar sus impolutos nombres.
Si
hay un político veracruzano que disfruta de estos retorcidos juegos cortesanos
ése es el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, un experto en el “arte de la tenebra” y de la cooptación de
“jilgueros”. Pero sus alumnos políticos no se quedan atrás. Hasta pareciera que
por momentos superan a su maestro.
En
los últimos meses han desfilado por las columnas políticas y hasta en notas
informativas infinidad de supuestos que se presentan como “confirmadísimas”
versiones. Por ejemplo, al contralor Iván López le fue soltada una verdadera
“jauría” para despedazarlo y anunciar su salida por la puerta de atrás de la
administración de Javier Duarte, lo que hasta ahora no ha ocurrido. Pero de lo
que se trataba era de darle una “sacudidita”, no de informar.
Mucho
más recientemente, circuló la versión de la salida del gobierno de la vocera
Gina Domínguez y del secretario de Educación Adolfo Mota. A la primera hasta le
dedicaron una columna completa dando por hecho su supuesta defenestración,
mientras sus subordinados se daban vuelo en redes sociales y “nicks” de BlackBerry
y Whatsapp con frases de apoyo que, por salud mental, no serán reproducidas
aquí.
Y
como era de esperarse, estos funcionarios siguen en sus cargos. Por cuanto
tiempo, sólo su jefe lo sabe. El caso es que los medios y los “columnistas”
desbarraron una vez más por diseminar versiones dictadas quién sabe por quién,
que resultaron más falsas que su circulación oficial.
Todo
lo anterior es parte de los usos y costumbres de la política a la veracruzana,
ni duda cabe. Empero, y que me perdonen, eso no es hacer periodismo. Eso es
verborrea chismosa barata. Y la sociedad espera, y demanda, muchísimo más de
nosotros.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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