LA LEY DEL GARROTE
En
menos de dos semanas, en Veracruz se ha usado (y abusado) de la fuerza para
disolver manifestaciones de protesta y descontento social, y en el camino, inhibiendo
la libertad y el derecho a la información.
Como
se ha documentado ampliamente, la madrugada del 14 de septiembre pasado, la
policía estatal echó de la plaza Sebastián Lerdo de Tejada de Xalapa, con lujo
de violencia, a los maestros y activistas ahí apostados en contra de la reforma
laboral del sector educativo, pues había una orden de despejar el lugar para la
ceremonia del grito de Independencia.
Los
gendarmes del secretario de Seguridad Pública estatal, Arturo Bermúdez Zurita, atacaron sin mesura ni
distinción alguna, con bastones eléctricos y a toletazo limpio, a hombres,
mujeres, menores de edad y ancianos que estaban en la plaza. Además, agredieron
a los reporteros y fotógrafos que cumplían con su deber informativo, a quienes
golpearon y robaron sus equipos de trabajo, sin que hasta la fecha se haya
fincado responsabilidad alguna a nadie. En la impunidad absoluta.
La
noche de este martes 24 de septiembre, exactamente diez días después,
nuevamente se recurrió a la fuerza pública para reprimir una manifestación. Ahora
tocó a un grupo de cañeros, que durante dos días mantuvieron bloqueada la
autopista Córdoba-Veracruz a la altura de Amatlán de los Reyes, en demanda de
subsidios a su actividad por parte del Gobierno Federal.
De
acuerdo con los reportes de los medios de esa región, unos 300 granaderos,
entre policías federales y estatales “coordinados” con marinos y militares,
replegaron a los cañeros con gases lacrimógenos y, de acuerdo con algunas
imágenes, por medio de la fuerza, aunque en los partes oficiales (al igual que
en los del 14 de septiembre) no se reportan lesionados.
Como
tampoco se reportaron las nuevas agresiones al trabajo de los medios de
comunicación en la cobertura del operativo en Amatlán. De acuerdo con lo
expresado en su cuenta de Twitter por Jorge Morales Vázquez, integrante de la
Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, hubo “abuso de la
fuerza y de la violencia -otra vez- de elementos de la SSP, no sólo contra
manifestantes, sino contra periodistas”.
“En
el desalojo de cañeros se agredió física y verbalmente a periodistas. Se les
obligó a borrar imágenes de cámaras. Ello configura una nueva modalidad de
censura oficial -al inhibir el testimonio periodístico- por medio del abuso y
violencia policíaca”, sostuvo.
Como
ya es costumbre, la de Morales Vázquez es la única voz que se levanta desde la
Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas para repudiar los
ataques a la libertad de expresión e información en Veracruz. Su presidenta
Rocío Ojeda, y la secretaria ejecutiva Namiko Matzumoto, prefieren hacer como
que la virgen les habla y a lo mucho, pedir tímidas explicaciones a la
autoridad, que las tira a locas.
Lo
más grave sería que a partir de ahora todo lo quieran arreglar de esta manera,
por la fuerza, con violencia. Tal pareciera que se hubiera instaurado en
Veracruz una nueva ley: la del garrote.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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