REPUDIO A LAS REFORMAS

El presidente Enrique Peña Nieto se encuentra en un callejón sin salida. La aprobación del paquete de reformas que propuso su administración se ha complicado al punto que no tiene consensos para sacarlas tal como las planteó, a pesar de haberlas cocinado en el Pacto por México, que está en plena agonía.
La mal llamada “reforma educativa” ha provocado un ambiente de crispación social nacional, tanto por el contenido de la enmienda, que arrojó a los maestros del país a protestar a las calles, como por la represión orquestada por su gobierno para sacar a los mentores de la Plaza de la Constitución y dar el grito de Independencia, hecho que fue vergonzosamente replicado, aunque con mayor violencia, en el estado de Veracruz.
A pesar del uso de la fuerza, los profesores han vuelto a las protestas multitudinarias y ganado adeptos entre los estudiantes universitarios, la base de otros sindicatos de trabajadores y los propios padres de familia.
Fue precisamente debido al crecimiento de las protestas magisteriales que Peña Nieto decidió parar el cobro del IVA en alimentos y medicinas que se incluiría en el paquete fiscal 2014. Pero a cambio de eso, se lo quiere aplicar a las colegiaturas en las escuelas privadas, a los créditos hipotecarios, a la renta de inmuebles, y en un hecho inverosímil, que haría palidecer a Antonio López de Santa Anna, a la compra de mascotas y a su comida.
Además, busca allegarse recursos gravando las ganancias en el mercado bursátil, en los refrescos, aumentando la tasa del Impuesto sobre la Renta y hasta en las entradas a espectáculos como conciertos.
Primero tímidamente, y ahora en abierto, la iniciativa de reforma hacendaria fue rechazada tajantemente por las cúpulas empresariales, la clase media y la iniciativa privada, que la consideran injusta y recesiva. Hasta la Iglesia Católica, histórica promotora de la educación privada, criticó la medida.
Y por si algo le faltara a Peña Nieto, su iniciativa de reforma energética logró unir a las rijosas izquierdas, cuyos líderes más importantes, Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, dejaron atrás egos e intereses personales y articularon fuerzas para oponerse a la apertura del sector petrolero y eléctrico a la inversión privada, así como a las reformas al artículo 27 constitucional que pretende el Gobierno Federal.
El panorama para las reformas peñistas luce sombrío. La operación política de las mismas ha sido un desastre. No hay una sola de las antes mencionadas que cuente con un amplio consenso. Y por la vía de la imposición no lo va a lograr tampoco.
Se le terminó la luna de miel al Presidente. O negocia, o su gobierno se paraliza. Y con éste, todo el país.

Patadas de ahogado

Darían muchísima risa, si no fueran de un talante tan desvergonzado y autoritario, las declaraciones del “líder moral” de la sección 32 del SNTE, Juan Nicolás Callejas Arroyo, cuando afirma que el movimiento magisterial que se opone a la reforma “educativa” ha sido infiltrado por la guerrilla del EZLN y el EPR.
Lo único que muestra el vetusto dirigente es el miedo que tiene a perder el control que por años ha ejercido sobre los maestros, que le ha significado cualquier cantidad de canonjías y riqueza.
Pero habría que cuestionarle si lo que pretende es que se lance al ejército en contra de los maestros. Sólo eso les falta.


Twitter: @yeyocontreras

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