PRI: EL RETORNO AUTORITARIO

Con su vuelta a la Presidencia de la República, el PRI que se sentó de nuevo en la silla de palacio nacional mostró, muy pronto, que es el mismo de siempre, como si no hubieran pasado 12 años desde que perdió el poder por primera vez.
Se trata de una restauración de las mismas formas, rituales y costumbres del viejo régimen. La cabeza del PRI, y de todo el sistema político en torno suyo, es el Presidente. Los gobernadores, legisladores y líderes priistas le rinden pleitesía y obediencia a la manera de los tlatoanis, y si alguien osa contradecir su voluntad, es aplastado.
El mejor ejemplo de lo anterior es el caso de Elba Esther Gordillo, otrora poderosa dirigente magisterial, hoy presa no por sus trapacerías de años, sino por haberse opuesto a la “reforma educativa” impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto quien, como los emperadores romanos de la época decadente, selló su suerte moviendo el pulgar hacia abajo.
Y eso va también para los opositores a sus designios. La “ley del garrote” se aplicó desde su misma toma de posesión para disolver violentamente las protestas, y sistemáticamente se ha repetido la dosis contra maestros y estudiantes que se manifiestan en contra de sus reformas.
En los estados, como Veracruz, se han replicado estas prácticas represivas contra los disidentes de manera más violenta aún. Con absoluta impunidad se ha agredido lo mismo a maestros que a campesinos y periodistas. Nadie ha pagado por ello. Como sucedía en las mejores épocas de Gustavo Díaz Ordaz o Luis Echeverría.
En lo económico, el gobierno priista por un lado pretende imponer un régimen fiscal y hacendario como si en México se viviera y se ganara como en Suecia o Inglaterra. Pero en contraparte, quiere recurrir al endeudamiento para sostener sus programas sociales, al más puro y populista estilo de José López Portillo.
El PRI que gobierna la República y la mayoría de las entidades es uno que parece no haber aprendido de sus errores, pero que cree que puede imponerse como antaño, como si la sociedad fuera la misma que la del siglo pasado. Como si el mundo no hubiera dado cientos de vueltas sobre su eje los últimos 20 años.
Es uno al que la libertad de expresión no le gusta, que censura y amenaza, que no ve ni oye, que prefiere “dictar línea”. Que castiga a sus enemigos y “premia” a sus “aliados”.
Es el PRI que quiere “transformar a México”, según las palabras de Enrique Peña Nieto. Sólo que no nos ha dicho en qué lo quiere convertir exactamente. Porque lo que se vislumbra en el horizonte, es el retorno a un pasado autoritario que no tiene nada que ver ya con la realidad de este país.


Twitter: @yeyocontreras

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