PRD: IZQUIERDA DE CARICATURA

El Partido de la Revolución Democrática se ha desdibujado por completo. De ser un organismo que defendía causas sociales con genuino compromiso, ha transmutado en un ente amorfo que navega con la bandera de la izquierda, pero extiende la mano derecha para obtener prebendas y canonjías del mejor postor.
Su actitud ante el Gobierno Federal priista es una muestra fehaciente de lo anterior. Aprovechando la coyuntura del Pacto por México, ha sido dócil para aprobar las primeras reformas del peñanietismo, entre ellas la hacendaria, que castiga a la clase media con gravámenes que la llevarán al límite de la desaparición, y que se contrapone claramente a los postulados de la izquierda que dicen representar.
Pero al grupo que domina actualmente al partido del sol azteca, los “Chuchos”, de izquierdistas sólo les queda el membrete. Su única ideología es el pragmatismo a ultranza disfrazado de “socialdemocracia moderna”.
Eso quedó claro en Veracruz este año. De manera abierta y grosera, el PRD fue infiltrado por el Gobierno del Estado, que operó una asonada para derribar al dirigente estatal Juan Vergel Pacheco, quien ya había amarrado una alianza electoral con el PAN para ir juntos contra el PRI en los comicios de julio pasado, y que de haberse mantenido, hubiera arrojado resultados muy diferentes de los que al final hubo.
En lugar de Vergel, se colocó en la dirigencia estatal a Sergio Rodríguez Cortés, un títere que ya había traicionado al PRD en la campaña de 2010, cuando manifestó públicamente su apoyo al candidato del PRI a gobernador, Javier Duarte de Ochoa, quien a su vez lo “premió” con un cargo menor cuando asumió el poder.
Y aunque en un principio protestó, al final el dirigente nacional Jesús Zambrano avaló al llamado “PRD rojo” veracruzano, que postuló candidatos “a modo” en los principales municipios, pulverizando el voto y abriendo el camino para que el PRI se alzara con la victoria en la mayoría de éstos.
Este partido también renovará su dirigencia nacional el año que entra, y el centro de la disputa será entre el ex jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard Casaubón, que intenta unir en torno suyo a lo que queda del perredismo no “chuchista”, y el ex senador y actual funcionario del Gobierno de la Ciudad de México Carlos Navarrete, totalmente “chucho” y quien garantizaría la continuidad de la dirección “negociadora”, pragmática y convenenciera del PRD.
Desgraciadamente, no existe en México una opción política que de verdad represente a una izquierda congruente, no mercenaria ni mesiánica o caudillista. Sólo hay una izquierda de caricatura.


Twitter: @yeyocontreras

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