EN CRISIS, LA COMUNICACIÓN DESDE LOS PINOS

Rubén Aguilar Valenzuela. Foto: Jorge Negroe


Para el ex vocero presidencial Rubén Aguilar Valenzuela, la estrategia de comunicación del presidente Enrique Peña Nieto empezó muy bien, pero hoy está en una profunda crisis que se refleja en sus niveles de aceptación

POR AURELIO CONTRERAS MORENO

“Uno de los elementos que explica que el Presidente, en diez meses, no haya subido su popularidad, y mantenga los mismos niveles de reconocimiento y de calificación, es porque no hay una interesante comunicación”, afirma Rubén Aguilar Valenzuela, ex vocero presidencial de Vicente Fox Quesada.
El especialista en comunicación política y profesor de la Universidad Iberoamericana señala que no obstante empezó muy bien, agresiva y novedosa, la estrategia de Los Pinos para manejar la imagen del presidente Enrique Peña Nieto está en crisis, pues se ha acomodado en una zona de confort que evita cualquier riesgo, lo cual la vuelve intrascendente para el público receptor.

Como vocero presidencial que fue, ¿cuál es su análisis del actual discurso del Gobierno Federal?
Primero debo decirte que para mí fue una derrota, lo viví como un fracaso, el que el presidente Calderón no haya tenido portavoz. No era un accidente. En el caso de Fox había una concepción de que se requiere al portavoz como una figura institucional como lo tienen en Estados Unidos, y no es porque Obama no se sepa comunicar, por favor.
Se requiere de un especialista de la información que esté a disposición de los medios todo el tiempo. Una sociedad democrática lo exige, no puede no tenerlo. Como los regímenes parlamentarios europeos tienen un ministro portavoz del gobierno, que interviene frente al Congreso, pero también con la prensa, y puede ser una o dos veces a la semana, o como en Estados Unidos que es todos los días. Pero tiene que ver con desarrollo de la vida democrática, no tiene que ver con capacidad o incapacidad del gobernante en turno de comunicarse.
Me parece entonces que fue un fracaso, porque no lo recoge Calderón, y porque la prensa no lo exigió. Yo no veo mañana que la Casa Blanca decida que no va a haber portavoz, ese gobierno se cae, los medios jamás se lo permitirían, quieren tener a alguien que hable a nombre del gobierno todos los días, un interlocutor de ya, no vía el IFAI, que quién sabe cuándo te va a llegar la información. Al día, al día.
En ese sentido, me parece que fue una involución de algo que se había conquistado en el desarrollo de la vida democrática del país. Estoy cierto de que alguna vez esto se va a volver a instaurar, como ocurre en las democracias desarrolladas, aunque pasarán muchos años probablemente en entender que no se trata de que el único comunicador sea el Presidente o el Gobernador, sino que requiere una estructura profesional, que incluso lo proteja por un lado, y por otro que la transparencia esté todo el tiempo jugando.
Yo pienso que la estrategia de comunicación del gobierno de hoy comenzó muy bien, con una enorme agresividad, me sorprendió con muchas virtudes en el arranque, con una muy clara imagen, y un muy claro sentido escénico de los eventos, con una manera nueva de articular los spots, de tomar las imágenes del Presidente, prácticamente como cinematográfico. Me pareció muy bien hecho en el arranque.
Pero pienso que se agotó muy rápido, en la medida que están en Los Pinos en un tipo de comunicación que mantiene al Presidente en una zona de confort, que no lo haga disputar, discutir. Eso, a final de cuentas, en una sociedad democrática, hace muy chata, plana, la comunicación, y la hace poco interesante.
Si tú ya sabes siempre qué es lo que va a decir el Presidente, manejar un discurso desde la lógica de lo políticamente correcto, que nunca se va a equivocar, que no lo expones a ningún riesgo en el tour de forcé entre periodista y político, que es lo que hace interesante la comunicación moderna, entonces deja de ser interesante.
Uno de los elementos que explica que el Presidente, en diez meses, no haya subido su popularidad, y mantenga los mismos niveles de reconocimiento y de calificación, es porque no hay una interesante comunicación. La gente sólo en la contradicción pone atención. Si todo está perfectamente controlado, plano, esa comunicación aséptica no interesa a nadie, no apasiona a nadie, no llama el interés de nadie. Y en razón de eso, tú no te puedes posicionar. No puedes romper tu propio círculo de reconocimiento y aceptación porque eso se gana en el sentido del riesgo, se gana jugándotela.
Es un punto de vista personal, pero me parece que está en crisis la comunicación desde Los Pinos, que arrancó extraordinariamente bien, pues lograron deshacerse del tema de la seguridad y logran cambiar en razón de eso la percepción cuando el Presidente se retira del tema, aunque la realidad es más o menos igual.
Pero me parece que rápidamente se agota y que se describen los siguientes meses en razón de lo que podemos llamar una comunicación aséptica, plana, sin pasión, que no es interesante. Y si no le buscan una nueva manera en Los Pinos que saque de la zona de confort al Presidente y lo haga verse en la disputa, en el debate, posicionando temas, incluso cayendo en contradicciones, puede quedar acorralado por su propia estrategia, y le pueden hacer mucho daño a la imagen del Presidente y del propio gobierno.

¿El Presidente está aislado?
A mí me parece que sí. Lo veo muy protegido, muy en un colchón de seguridad, donde no va al debate con los medios, no acepta entrevistas que le puedan permitir revelarnos quién es, que luzca en su capacidad argumentativa, que veamos a otra persona que no es la de este discurso plano, convencional, lleno de lugares comunes y muy protegido.
Eso me parece que sí es un problema. Pudo haber tenido algún sentido en otro México, y en el México de otros medios. Pero en el México de hoy eso ya no resulta. No es atractivo, no dice nada. Uno puede saber lo que dijo el Presidente hoy y lo que va a decir diez días después, pues dice lo mismo, y muy frío. No llama al interés.

¿Y cómo puede esto afectar la aceptación o no de la población en general de sus propuestas de reforma?
Pienso que de entrada las puede afectar, pero son dos cosas distintas. Es muy difícil que tú ganes el debate de una reforma fiscal, nadie quiere que le suban impuestos, y ahí no hay argumentación que valga. Es una batalla perdida.
Pero hay otros temas que sí necesitan de una comunicación más fluida, como el energético, la profundidad de la reforma educativa, la de la Ley de Telecomunicaciones, cuando vengan las leyes reglamentarias. Pero en un juego que permite ver al personaje sólo en su colchón de confort, es difícil que logre mejorar su calificación.
No es un accidente que en diez meses, el Presidente no haya podido aumentar un punto su popularidad y reconocimiento, cuando objetivamente, en el cambio después de 12 años de gobiernos del PAN estaban dadas las cosas para que tú digas “bueno, está comenzando algo nuevo, distinto”. Es cierto que todo este año, toda la fuerza del gobierno ha estado concentrada en el tema de las reformas con las que se supone van a cambiar al país tras 25 años de retraso por no haberlas sacado adelante.
El Presidente tiene la simpatía de un pequeño sector de la población, de las élites. Pero no al nivel de la gran base social. Vamos a ver si son capaces a partir de 2014 de ofrecer una nueva manera de acción-gobierno, que obtenga claros resultados de cara a la ciudadanía, que ésta vea beneficios objetivos a partir de la acción del gobierno.

¿Qué futuro le ve a mecanismos como el Pacto por México?
A mí me parece que para el país ha sido benéfico. Las cosas no son perfectas y uno puede tener ángulos de crítica. Pero en gobiernos divididos, como le toca al propio PRI después de 1997 cuando pierde el control de la Cámara de Diputados, el gobierno dividido de Fox, el gobierno dividido de Calderón, y ahora el gobierno dividido de Peña Nieto, lo que se había producido era una retranca, una incapacidad de caminar por la vía legislativa.
El Pacto por México ha permitido superar esa dificultad y sacar reformas que parecían imposibles. Eso ha tenido que ver con la posibilidad objetiva de que las tres grandes fuerzas políticas del país estén sentadas debatiendo y discutiendo. En ese sentido, me parece una estupenda medida política de enorme eficacia, con resultados concretos y evidentes.
Ahora, ¿hasta qué momento se puede sostener el pacto? Mi punto de vista es que a las tres fuerzas les conviene mantenerlo a lo largo del sexenio, y desde ahí tener la capacidad de discutir, en razón de eso hacerte valer, y no automarginarte y vivir en los límites del sistema, dejando de tener real influencia.
En los tres partidos hay gente que no está de acuerdo, en el PRD, el PAN. Y en el PRI hay un sector que piensa que el costo que paga el Presidente por mantener a la oposición sentada es muy alto. Pero sin este mecanismo, no hubieran sacado las reformas que ya fueron aprobadas, ni las que están en discusión, y se hubiera repetido lo que le pasó a Fox, lo que le pasó a Calderón y lo que le pasó al propio Zedillo.
Se lo tienen que pensar muy bien todos ahora. El PRD, que ha visto que su voz es escuchada y ha tenido peso específico en la mesa, si se va, quedará como una fuerza marginada, no volverá a tener mayor influencia. ¿Es posible, en el México de hoy, a partir del aislamiento construir una alternativa real de poder y levantar una candidatura potente? Dudo. Y en este contexto, todos han ganado: los partidos, el gobierno y la sociedad, porque rompimos el impasse de 25 años de reformas que no pasaban y todos sabíamos que se necesitan.
Ahora, yo tengo muchas críticas a estas reformas. Debieron ser más fuertes de lo que fueron. Pero de que se logró romper el impasse, eso es cierto, y facilitará la posibilidad de perfeccionarlas.


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