CORREOS APÓCRIFOS Y GUERRA SUCIA

“Instant Karma’s gonna get you…”
John Lennon

Desde la última campaña por la gubernatura de Veracruz, quizás un poco antes, se volvió una práctica recurrente de los actores políticos en disputa el envío de correos masivos con remitentes desconocidos, con el objetivo de denostar al adversario mediante injurias, verdades a medias y ataques de diversa índole.
Dicha práctica la utilizaron todas las partes involucradas en esa lucha por el poder, aunque del lado del priismo su uso fue más intenso, gracias a que tenían todo el aparato del gobierno estatal a su disposición.
Una vez concluido aquel proceso electoral de 2010, se pensó que, como sucedía siempre, la guerra sucia bajaría de virulencia en todas sus modalidades. Pero no fue así, sino todo lo contrario.
Se adoptó esta mala maña de los correos apócrifos, de pésima redacción y peor contenido, como una especie de estrategia de comunicación para mantener el golpeteo político contra los adversarios y los críticos del régimen.
Así, a los correos de reporteros, jefes de información y enlaces de prensa comenzaron a llegar decenas de mensajes enviados desde las cuentas de “El Fisgón Panista”, “Panismo veracruzano”, “Diario Tribuna”, “Información del estado” y decenas más para inducir chismes, versiones y trascendidos sobre funcionarios, partidos y políticos de diferente pelaje.
Empero, su impacto mediático ha sido, en los hechos, muy pobre. Rara vez se replican en la prensa escrita o en los electrónicos las diatribas que se difunden en los emails, salvo algunas excepciones, cuando se han filtrado fotografías de lujosas propiedades y hasta de affaires personales de políticos veracruzanos, que sí han encontrado espacio en las páginas Web y en los periódicos con poca ética y muchos intereses, que los han publicado sin mayor investigación acerca de su autenticidad. Y ya no digamos la ponderación sobre su valor periodístico.
Otra modalidad de esta grotesca manera de hacer “comunicación” es retomar notas de las agencias Web en las que se hace alguna crítica contra algún político, para reenviarlas con los mismos objetivos, sin darle crédito al reportero ni al medio de donde fue prácticamente hurtada la información, reproduciendo una parte o la totalidad de la misma y sacándola de contexto para acomodarla a los intereses del anónimo emisor y sus patrones.
Recientemente, y en medio del clima de encono oficial contra los comunicadores que se vive en Veracruz, se han dado a la triste, penosa y burda tarea de aplicar la misma receta para golpear a los reporteros “incómodos”, retomando pedazos de textos de columnistas a modo, para dejar caer una verdadera lluvia de excremento sobre periodistas críticos, incómodos o que simplemente no son afines al régimen de la “prosperidad”.
No es claro quién es el responsable de este funesto método de desacreditación. En primer término las miradas se dirigen a la Coordinación General de Comunicación Social y sus áreas de “contención”, como eufemísticamente las llaman. Pero se sabe que en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río opera un siniestro personaje apodado “El Chule”, alguna vez incondicional del panista Miguel Ángel Yunes Linares, quien ahora trabaja para el gobierno y se coordina directamente con la oficina del Ejecutivo estatal para descargar las aguas negras contra quienes no son sus “aliados”. Por supuesto, cobra una fortuna por ello.
Éste es el bajísimo nivel del intercambio político y mediático en Veracruz. Y ensoberbecidos por el poder como están, olvidan una vieja máxima que, invariablemente, se cumple a cabalidad cuando llega el momento: los carniceros de hoy serán las reses del mañana. No falla.


Twitter: @yeyocontreras

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