SU ALTEZA SERENÍSIMA
En
la ciudad de Orizaba hay una creciente inconformidad en contra de la autoridad
municipal que podría poner en peligro la pretensión del PRI de conservar para
su causa este municipio en los próximos comicios.
El
ayuntamiento que preside Hugo Chaín ha lanzado una ofensiva para sacar dinero
hasta debajo de las piedras, afectando la economía de una ciudad que hace mucho
dejó de ser la boyante capital industrial del centro del estado de Veracruz,
como para que se le cobren impuestos a diestra y siniestra.
Para
darse una idea. Existía un rezago general en el pago del impuesto predial y del
servicio del agua potable en la ciudad, por lo que el ayuntamiento, ciertamente
en uso de sus facultades legales, se dio a la tarea de regularizar las
recaudaciones.
Empero,
los dueños de comercios establecidos se quejan de los altos cobros que les hace
el ayuntamiento, algunos con retroactividad hasta de ¡cinco años!, amén de que los
ajustes que se hicieron a los valores catastrales y a los adeudos anteriores impiden
que el pago pueda hacerse con prontitud.
Pero
el gobierno municipal ha ido más allá. Si alguna persona –llámese ama de casa,
pensionado, viuda o quien sea– decide vender gelatinas o tamales en la puerta
de su casa para ayudarse un poco, y el ayuntamiento la detecta, es
inmediatamente gravada con el cambio de suelo para uso comercial, lo que
también se refleja de manera exorbitante en sus recibos del agua y el predial.
Incluso,
lugares que no tenían tomas de agua (y que en realidad todavía no la tienen)
tienen ahora que pagar por ese derecho. Y a quien no pague a tiempo, le cortan
–expedita pero ilegalmente– el servicio. Por primera vez se ha visto que el ayuntamiento
se atreva a hacer embargos y remates a morosos.
La cereza del pastel fue la colocación de parquímetros en todo el centro de la
Pluviosilla, lo que ha provocado que mucha gente evite ir a esta zona, en
detrimento de los comercios instalados ahí desde hace décadas.
Todos
los gobiernos, del nivel que sean, necesitan allegarse de recursos propios para
costear obras. Eso no se discute y la ley se los permite. Pero algo muy
diferente es la voracidad de una administración municipal que sangra a sus
contribuyentes mientras pretende con ello financiar millonarios proyectos de
ornato como un teleférico, de dudoso beneficio social para la ciudad.
No
por nada, los orizabeños ya comparan al alcalde Hugo Chaín con el once veces
presidente de México Antonio López de Santa Anna, quien durante alguno de sus
periodos cobró impuestos hasta por las ventanas de las casas.
Con
sorna, señalan que ya nomás falta que Chaín se haga llamar “su alteza
serenísima”.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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