NO TE PUDIERON CALLAR, REGINA
Hace
un año, segaron tu vida, pero no apagaron tu voz. Volvieron tu imagen un
símbolo del periodismo mexicano, a pesar de sus intentos vanos de enlodar tu
memoria. Sin embargo, Regina, tu pluma se extraña, hace falta.
Tus
verdugos pensaron que quitándote la vida, tu fuerza se acabaría. Que tu
autoridad moral se diluiría con el paso del tiempo, con el olvido. Hoy pueden
darse cuenta que te volvieron inmortal. Que te agigantas frente a su maldad,
frente a su estupidez.
Quienes
te queremos, porque te querremos siempre, nos reunimos para recordarte. Para
exigir que dejen de simular que investigan. Para que nadie más pierda la vida
por trabajar, por decir la verdad. Para que te hagan justicia.
No
se lo esperaban. No creían que la convocatoria en torno tuyo pudiera reunirnos
a tantos, en tantas ciudades. Que nuestra exigencia de justicia rebotara en la
prensa norteamericana, en la europea, en la nacional.
Y
aunque los medios locales no repliquen nuestro lamento por tu injusto
sacrificio o lo releguen por su miedosa mediocridad, los reporteros, tus
compañeros, y muchos de tus amigos, caminamos por las calles por las que por
más de 20 años transitaste en busca de la mejor nota, de la declaración del
personaje, del político, del activista, del campesino. Pero esta vez, fue para
honrar tu vida y tu obra. Y para repudiar a tus impunes asesinos.
Sentimos
que caminabas a nuestro lado. Sabemos
que hubieras estado con nosotros de haber vivido para contar una historia
similar, como tantas que relataste en tus reportajes, en tus valientes
entrevistas. Tu alma fue nuestra alma. A
través de tu pluma volvimos a escribir la historia, tu historia.
El
camino aún es largo y sinuoso. La realidad es que ya no estás y la dura
situación de este estado no ha cambiado gran cosa. Las injusticias persisten.
Los políticos nos roban, nos matan, mientras los ciudadanos luchamos por
sobrevivir. La tuya es una lucha interminable, pero que vale la pena librar.
El
dolor no se ha ido. Da rabia ver cómo han querido usarte, manipular tu aura
para sus fines aviesos. Pesa saber que no podremos volver a intercambiar
contigo un dato, un tip, un encuentro, una sonrisa, un abrazo. Duele tu
ausencia.
Empero,
hoy puedo decirte que a pesar de todo, tu muerte no fue en vano, chaparra. Que
el sólo hecho de unir alrededor tuyo a un gremio tan desunido como el nuestro,
ha valido la pena. Que tu caso sea emblemático para defender la libertad de
expresión en México, hace que tu figura trascienda tu existencia física.
Se
chingaron, Regina. No te pudieron callar.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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