EMPRESARIOS POLÍTICOS
No
se trata de un fenómeno realmente nuevo. De hecho, en Acción Nacional era
habitual desde sus orígenes. Pero de un tiempo a la fecha, cada vez más
empresarios se han metido a la grilla política en busca de cargos de elección
popular.
La
justificación de los hombres de negocios para incursionar en la política, desde
la óptica de la derecha en la que antes su militancia era más común, es que
buscaban incidir en las políticas públicas que durante los gobiernos del
nacionalismo revolucionario, el desarrollo estabilizador y el populismo satanizaban
y castigaban la actividad empresarial. O lo que es lo mismo, para cuidar sus
intereses de la voracidad de los políticos-políticos, que por un lado se
montaban en los empresarios para financiar proyectos y campañas, y por otro los
golpeaban para simular compromiso con el “pueblo” y los pobres.
Pronto
los empresarios descubrieron que la política, de suyo, también podía ser un buen
negocio, y aumentaron su participación en las contiendas por alcaldías,
diputaciones y gubernaturas. Pero también descubrieron que había varias vías
para hacerlo, y no sólo a través del partido de la derecha, Acción Nacional. El
PRI e incluso la “izquierda” perredista les abrían las puertas gustosos. Claro,
siempre y cuando fueran cargados de billetes para repartir en campaña.
En
Veracruz, desde hace algunos años hemos visto cómo con mayor frecuencia los
empresarios de cuño le ganan espacio en candidaturas y cargos a los políticos
talacheros, con resultados diversos. Desde los desempeños aceptables, como fue
el paso de Ricardo Ahued por la alcaldía de Xalapa, hasta las administraciones
llenas de escándalos por corrupción, negocios al amparo del poder y
frivolidades, como la de José Ramón Gutiérrez de Velasco en la presidencia
municipal del puerto de Veracruz.
Actualmente,
es el PRI el partido que vive una efervescencia de empresarios que participan
en la actividad política desde diferentes trincheras, y cuyas postulaciones –o
más bien imposiciones– para ocupar las candidaturas a las alcaldías y
diputaciones en juego este año son vendidas ante los militantes tricolores como
las únicas alternativas ganadoras, ante el desprestigio que los
políticos-políticos tienen entre la población. Bajo esa lógica se subió al
camión priista a Ramón Poo Gil en Veracruz puerto, a Sergio Pazos Navarrete en
Boca del Río, y de nueva cuenta a Ricardo Ahued y a David Velasco Chedraui en
Xalapa.
Sin
embargo, tendrán que hacer mucho más que prodigar sonrisas para ganar las
elecciones, con todo y que la oposición esté hecha jirones por sus pugnas
internas. Las malas cuentas de varios gobiernos municipales priistas, así como
el resentimiento de los militantes siempre utilizados y jamás tomados en cuenta,
pesarán en los resultados el 7 de julio.
¿Esto
quiere decir que entonces los políticos han perdido la batalla por los espacios
en los que han trabajado y grillado durante años? No. Porque muchos, muchísimos
de ellos, tras su paso por la función pública, se han vuelto “empresarios”.
Porque
la política es un gran negocio.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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