ADOPTE UN TROLL
Con
la aparición de las redes sociales, la socialización de todo tipo de
información de manera libre y masiva revolucionó las comunicaciones en todo el
mundo y en todas las áreas.
Pero
al mismo tiempo, se convirtió en un problema para los poderes formales y para
los fácticos que, acostumbrados a dirigir de acuerdo con sus particulares
intereses los flujos de información pública, se encontraron con un fenómeno que
no sabían (y hasta la fecha no saben) cómo controlar.
Aunque
se llega a exagerar la verdadera influencia de redes como facebook o Twitter
(hay quienes las llaman “el Quinto Poder”), definitivamente sí tienen un peso
considerable en un sector de la opinión pública, e incluso han propiciado que
se tomen decisiones en las más altas esferas de poder. Un ejemplo reciente, la
remoción del Procurador Federal del Consumidor tras el escándalo provocado por
su hija, que mandó cerrar un restaurante porque no le dieron la mesa que deseaba,
y que fue ampliamente criticado en las redes.
La
respuesta que encontraron los “expertos” contratados por los círculos de poder
para contrarrestar las voces críticas, fue combatir el fuego con fuego. Así que
fueron creadas las figuras que en el ciberargot se conocen como “troll” y “bot”, para contestar y atacar a
quienes se considera adversarios o que simplemente no gustan sus opiniones
políticas.
Los
trolls y los bots publican mensajes para provocar y enfrentar, y con ello, desviar
la atención sobre el tema que originalmente se estaba tratando en un foro
público por Internet.
Estos
singulares personajes generalmente se presentan con perfiles falsos (aunque a
veces mandan a los empleados de las oficinas que los manejan a cumplir de
frente con esa función), los cuales son manipulados desde un mismo organismo e
incluso hasta por una misma persona, y que se utilizan ya sea para promover la
política de un gobierno como para defenderlo de las críticas, y sobre todo,
para monitorear lo que se dice sobre éste y reportar esos datos.
En
Veracruz, las oficinas de Comunicación Social de varias dependencias,
consultorías, e incluso de ciertos “medios”, tienen sus cuadrillas de trolls y
bots, que igual espían a los periodistas críticos y a los políticos de oposición,
que los atacan directamente y hasta los intentan amedrentar con insinuaciones o
amenazas veladas.
La
eficacia de estas estrategias es muy pobre, si no es que nula. Las más de las
veces, las provocaciones de los trolls mueven a risa. Pero a pesar de ello se
siguen utilizando, junto con otras más “disuasivas”, como el hackeo de cuentas y
amenazas más directas.
Lo
cierto es que la crítica es necesaria para mantener los equilibrios
democráticos en una comunidad. Una sociedad con criterios unificados es propia
de regímenes totalitarios.
De
la misma forma, los gobiernos necesitan estar bien informados y operar sistemas
de inteligencia (que ojalá fueran inteligentes) para identificar posibles
riesgos o responder en momentos de crisis.
Ambos,
periodistas y autoridades, tenemos que cumplir cada quién con nuestras
funciones. Así que tendremos que seguir conviviendo. Por lo pronto, quien esto
escribe ya adoptó un troll, como muestra de buena voluntad.
Y
usted, ¿ya adoptó a su troll?
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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