PENSIONES: QUE SE JODAN LOS TRABAJADORES
Por años, el Instituto de Pensiones del Estado (IPE) ha
sido la “caja chica” de las distintas administraciones que desde su fundación,
han tenido a su disposición los fondos provenientes de todos los trabajadores
al servicio del estado de Veracruz.
Creado para garantizar una pensión para el retiro de los
empleados de las diferentes instancias de gobierno de la entidad, así como para
brindarles créditos, el IPE se mantiene en pie, precisamente, gracias a las
aportaciones que puntual y rigurosamente éstos le hacen, quincena a quincena, descontadas
de sus salarios. Para ser claro, el dinero del Instituto es dinero de los
trabajadores.
Sin embargo, el IPE vive hoy –y desde hace varios años-
una crisis financiera que lo tiene al borde del colapso. Y esto es producto de
los malos manejos de que ha sido víctima, del desfalco a que se le ha sometido
para financiar con dinero ajeno campañas políticas y hasta estipendios
personales de los gobernantes en turno, que sin el menor escrúpulo, pusieron en
riesgo la vejez de los trabajadores que entregaron su vida al servicio público,
ya sea desde el magisterio, la burocracia o sectores estratégicos como el de la
salud.
Quizás el mayor saqueador del IPE haya sido el ex
gobernador Fidel Herrera Beltrán, en cuya administración esta institución
comenzó la fase terminal de su crisis, que ha tocado fondo durante el presente
sexenio.
Nunca como ahora se vieron situaciones como la de que los
pensionados, la mayoría ya personas de la tercera edad, tuvieran que salir a
las calles de las principales ciudades de Veracruz para protestar porque el
Gobierno del Estado no les pagó a tiempo su quincena –mísera, de por sí-, o
porque les “jineteó” su aguinaldo.
Pues en menos de seis meses hemos visto repetirse esta
situación, vergonzosa por donde se le vea, pues las aportaciones de los
trabajadores en activo se siguen descontando, así que es inentendible que en el
IPE haya momentos que no tengan un centavo. Claro, mas que para cubrir los
emolumentos de sus directivos.
No es para menos. La deuda del Gobierno con el Instituto
de Pensiones se calcula en aproximadamente cuatro mil millones de pesos, según
cifras conservadoras, porque también se habla de que ésta ascendería a los
cinco mil millones. El IPE ha sido el blanco de las ambiciones de políticos
indecentes, un signo más que representativo del desaseo financiero que ha
caracterizado al menos a las dos últimas administraciones estatales, las de
Fidel Herrera y Javier Duarte.
Y para sacar del pozo al IPE, desde el Gobierno del
Estado han decidido que alguien tiene que sacrificarse. Pero de ninguna manera
serán los políticos que lo han saqueado quienes asuman tal responsabilidad.
Serán los propios trabajadores.
En la iniciativa de nueva Ley de Pensiones del Estado que
acaba de enviar el gobernador Javier Duarte a la LXIII Legislatura, se establecen,
entre otras cosas, que las aportaciones de los trabajadores, ésas que se han
robado descaradamente en los diferentes gobiernos, aumentarán en 5 por ciento.
Y también dispone que la edad jubilatoria se incremente a 65 años, según para
quitarle carga al Estado a la hora de mantener en su vejez a quienes toda su
vida a éste lo mantuvieron mediante su trabajo.
En los hechos, lo que pretende el Gobierno del Estado es
colocar sobre la espalda de los trabajadores la pesada loza de rescatar al IPE
de la ruina. Y los saqueadores, bien gracias. En la opulencia y la impunidad.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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