EL MEJOR OFICIO DEL MUNDO
Al Gabo, por la
inspiración
A Regina, porque haya
justicia
Sólo a quienes nos incendia el alma la pasión por informar, por estar en el lugar de los hechos, y por hacer con ello un servicio a nuestra comunidad, no nos agobian las pesadas y a veces interminables jornadas de trabajo, la mala paga, y hasta las condiciones ínfimas en que muchas veces hemos ejercido o ejercemos nuestra vocación.
El gozo inmenso que produce ver publicado el fruto de nuestro esfuerzo vale todos los sacrificios que a lo largo de los años se hacen para mantenerse en la trinchera. A pesar de las presiones de gobiernos y políticos a quienes no les guste lo que informamos. A pesar de los intereses de los empresarios a quienes les alquilamos un pedazo de nuestra vida al emplearnos en sus medios. A pesar incluso de la frustración de no ver al otro día la nota que esperábamos cimbrara los pilares del poder, porque el poder se arregló antes con los dueños del medio.
Por ello es que a quienes amamos profundamente este oficio nos siguen indignando las injusticias. Por ello nos rebelamos contra lo que no se ajusta a lo que creemos que es lo correcto. Y por ello, también, pagamos las consecuencias de nuestra indignación, rebeldía y verticalidad. O simplemente, las consecuencias de hacer nuestro trabajo, sin más adjetivos.
Un ejemplo es lo que sucede actualmente a Jair García, reportero de La Jornada Veracruz, quien enfrenta una demanda por supuesto daño moral de parte de uno de esos “líderes” que se sienten intocables: el dirigente de taxistas Rubén Barrera Ordóñez. El gran “pecado” de Jair fue redactar una nota informativa en la que un tercero acusa a Barrera de vender concesiones de transporte público, lo cual es ilegal.
El liderzuelo, envalentonado por ser transportista priista, de ésos que en época electoral “prestan” sus unidades para hacer propaganda y acarrear gente, llevó a Jair al Ministerio Público “por no pedirle permiso” para citar su nombre en la nota, lo cual, además de ser absolutamente ridículo, atenta flagrantemente contra la libertad de expresión y el libre ejercicio del periodismo. En todo caso, Barrera debiera demandar a quien lo acusó de cometer actos de corrupción y no al mensajero. Si no lo hace, algo habrá de cierto en los señalamientos.
Como éste, los reporteros pasamos por muchos casos de intimidación, amenazas y agresiones directas por realizar nuestra labor, en Veracruz y muchas otras partes del país. Como de muchas otras, estoy seguro que Jair García saldrá avante de ésta, pues la razón y la ley le asisten. Otros, como la querida e inolvidable Regina Martínez, no tuvieron la misma suerte y, hasta el momento, tampoco justicia.
A varios compañeros nos han llegado a preguntar si arriesgar la libertad, la integridad física y hasta la vida vale la pena por una “chamba”. La respuesta nos la da el mismo García Márquez, periodista antes que literato:
“El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso.
“Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar, con más ardor que nunca, en el minuto siguiente.”
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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