SE BUSCA PRESIDENTE
Fotografía: Fotografiando México |
Ausente de la realidad, obsesionado por
sostener contra viento y marea sus inútiles y costosos megaproyectos sexenales,
aislado por su corte de lambiscones y aduladores que genuflexos todo le aplauden
y celebran, absolutamente incapaz de la mínima autocrítica, pareciera que
Andrés Manuel López Obrador ha renunciado a ser Presidente de México.
Obviamente no nos referimos a que esté
pensando en dejar el poder –de hecho, pretende exactamente lo contrario-, sino
que paulatinamente se ha desentendido de sus obligaciones y responsabilidades
para con el país que van más allá, mucho más allá, de regalar dinero para crear
clientelas electorales.
No bastaría una corta columna para enumerar
todas las omisiones en que ha incurrido la presente administración federal en
apenas año y medio de gestión. Pero referir algunas de las más recientes nos
puede dar claridad sobre lo grave de la abulia presidencial.
Si la atención del gobierno a la amenaza de
la pandemia de la covid-19 cuando ésta apenas estaba en ciernes fue lamentable,
la decisión de lanzar a la población a las calles haciendo uso de “su libertad”
–presentando para ello un ridículo “decálogo” de acciones a tomar que ruborizaría
hasta a Paulo Coelho- no es más que la aceptación tácita del fracaso de una
estrategia que estimó que el número de muertos llegaría, si acaso, a ocho mil.
A día de hoy, se registran más de 18 mil defunciones en todo el país, tragedia
de la que obviamente las autoridades no aceptan –y mucho menos asumen-
responsabilidad alguna.
Lo mismo sucede con la economía. A pesar de
que los signos sobre su mal manejo eran evidentes desde el año pasado, producto
de decisiones equivocadas y visiones anacrónicas, para el gobierno de la mal
llamada “cuarta transformación” el desastre económico no es su culpa –porque
nada nunca será su culpa-, sino consecuencia de aquello que “heredaron” del
pasado.
Sin embargo, los índices económicos a la baja
que han ahuyentado las inversiones del país fueron provocados en estos últimos
18 meses de cancelación arbitraria de proyectos, de optar por energías
contaminantes y de negativa rotunda a establecer medida alguna de apoyo a los
generadores de empleo en México que cayeron en bancarrota por la paralización
de la actividad económica a causa de la pandemia. Y todo debido a una serie de
prejuicios –que bien podrían calificarse también como traumas- ideológicos.
Uno de los rasgos más graves de la indolencia
del lopezobradorismo gobernante se advierte en los rubros de la educación y la
ciencia, la seguridad pública y los derechos humanos. El inquilino -que se cree
dueño- de Palacio Nacional niega sistemáticamente que aumente la violencia
contra las mujeres en el país, lanza a su militarizada Guardia Nacional a cazar
migrantes para agradar a su homólogo –en más de un sentido- estadounidense e
intenta desmantelar las instituciones que promueven el conocimiento y, por
ende, la libertad de pensamiento y de criterio, buscando en cambio imponer una
visión única e indiscutible de la realidad, so pena de ser linchado por sus
huestes rabiosas en las redes, cuyo blanco favorito son los medios de
comunicación que no siguen la línea oficial y a los cuales López Obrador simple
y sencillamente odia.
Un ejemplo diáfano de la renunciación a ver
más allá del presidencial ombligo fue el lamentable espectáculo de inicio de
semana en Xalapa, Veracruz. Una conferencia mañanera con medios rigurosamente
discriminados por “operadores” que no tienen idea de la comunicación y menos del
periodismo, con preguntas a modo de los intereses de los políticos y de los
dueños de esos medios –aunque todas las críticas recayeron en los reporteros-, que
no pasó de ser un aburrido circo sin leones, pero con varios payasos.
Pero al salir, el titular del Ejecutivo
federal se encontró de frente con la realidad descarnada, diametralmente
opuesta a la de los “felices mexicanos” en la era de la “4t”: familiares de
desaparecidos en Veracruz que pedían hablar con el Presidente ya que, como en
anteriores gobiernos estatales, en el actual solo les han dado “atole con el
dedo” y han utilizado su desgracia para sacar beneficio político. López Obrador
–bajo el pretexto de guardar una “sana distancia” que en los hechos le importa
un rábano- los ignoró. “Solo atiendes a la mamá del ‘Chapo’”, le gritaron en
medio de la frustración mientras se alejaba en su camioneta Suburban.
Se busca Presidente de México.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
En relación a los secuestros con su inteligente y cesuda porque asta humo le saliò conclusión es para sorprender a todos los mexicanos que solo a los que tienen dinero
ResponderEliminar( a los ricos ) es a los que secuestran se ase tonto o no sabe que por dos o 5 mil pesos también te secuestran y ò que debes ser pobre para que no te secuestren o te roben o te asalten en tu pròpia casa