INDIGNACIÓN Y JUSTICIA SELECTIVAS
Fotografía: Carlos Hernández |
La oleada mundial de protestas contra el
racismo a raíz del asesinato de un hombre afroamericano a manos de un policía
blanco en Estados Unidos encontró en los últimos días una inusitada réplica en
México, donde los cuerpos de seguridad pública tampoco se caracterizan por el
respeto a los derechos humanos.
En el estado de Jalisco, un albañil de 30
años de edad de nombre Giovanni López fue detenido el pasado 4 de mayo por policías
del municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos. De acuerdo con la versión
oficial, debido a un comportamiento violento. Pero según los testigos, por no
usar cubrebocas en la vía pública, medida coercitiva decretada por el gobierno estatal
que encabeza Enrique Alfaro, quien llegó al poder postulado por Movimiento
Ciudadano.
Al otro día de su detención, a la familia de
Giovanni López le fue notificado que tenía que ir por él. Pero no a la estación
policiaca, sino al Servicio Médico Forense, pues estaba muerto. Lo cual solo
podía ser responsabilidad de los policías que lo arrestaron, hecho que provocó
una fuerte y justificada indignación en aquel estado, de la que de inmediato se
buscaron colgar varios actores políticos.
Activistas de Morena y hasta funcionarios
federales tomaron el asesinato de Giovanni López como bandera –y pretexto- para
golpear al gobernador Alfaro, quien a su vez aprovechó la coyuntura para
victimizarse y apuntalar sus aspiraciones de convertirse en la principal figura
opositora a la “4t” y, en consecuencia, en candidato presidencial en 2024.
La politiquería terminó opacando el fondo: un
caso de brutalidad policiaca como los que suceden no solamente en Jalisco. En
Veracruz se registró un hecho idéntico prácticamente al mismo tiempo, hace poco
más de un mes.
El viernes 1 de mayo, el serigrafista Carlos
Andrés Navarro Landa salió de su domicilio en una colonia popular de la ciudad
de Xalapa para aplicar unos vinilos y ya no regresó. Su familia comenzó su
búsqueda al otro día y fue entonces que circuló en las redes el video de la
transmisión en vivo que el hombre de 33 años de edad hizo del momento de su
detención a manos de una d
Navarro Landa fue trasladado a los separos
del cuartel de San José, en el centro de la capital veracruzana. Pero resulta
que el domingo 3 de mayo las autoridades se comunicaron con su familia para que
fueran a reconocer su cuerpo, pues había fallecido de un “paro cardiaco”.
Sin embargo, en el acta de defunción de Navarro
Landa aparece como causa de la muerte, junto a la de “infarto agudo al
miocardio fulminante”, un “conjunto de traumatismos”. O sea, que los policías
lo tundieron de tal manera que lo mataron a golpes, lo cual se podía apreciar
directamente en el cadáver durante su funeral, pues aún amortajado eran
visibles las huellas de la paliza.
A más de un mes de lo que fue un obvio homicidio cometido por los elementos de Seguridad Pública del estado de Veracruz, no hay un solo detenido. La dependencia lo único que hizo fue emitir un escueto comunicado en el que señaló que “pone a disposición de la autoridad competente los reportes policiales e informes correspondientes para la investigación y trámites de ley. Asimismo, expresamos a la familia nuestro más sentido pésame y reiteramos nuestro apoyo y colaboración para atender sus legítimos requerimientos”, sin dejar de insistir en que la muerte de Carlos Navarro fue solo a causa de un infarto.
A diferencia de lo sucedido en Jalisco, en
este caso nadie –más que la familia de Carlos Andrés Navarro Landa- pide
justicia. Aquí ninguno de los activistas que le tiran a todas las
manifestaciones ha convocado a marcha alguna para repudiar la violencia de
Estado contra un ciudadano. Por acá no se ha parado la comisionada nacional para
Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, Candelaria Ochoa, para
solidarizarse con las víctimas, como sí lo hizo este fin de semana en
Guadalajara. Y este asesinato no le mereció un tuit a la secretaria de
Gobernación, Olga Sánchez Cordero, con el hashtag #JusticiaParaCarlos.
Y esto es así porque en Veracruz gobierna –es
un decir- Morena. Tal parece que la indignación y la justicia son selectivas en
los tiempos de la “cuarta transformación” y dependen del partido que gobierne.
Hipócritas.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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