VERACRUZ, SOSTENIDO CON ALFILERES
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Fotografía: Sergio Hernández Vega |
Agobiados y de alguna manera distraídos por los efectos de la pandemia de la covid-19, se ha llegado a perder de vista que la violencia no cesa y, por el contrario, va a la alza en todo el territorio nacional. Veracruz, por supuesto, no es la excepción.
El artero asesinato la mañana de este lunes
de Guadalupe Martínez Aguilar, rectora de una universidad privada de la capital
veracruzana, provocó una enorme indignación que sacó de su marasmo pandémico a la
comunidad de la ciudad e incluso a la de este estado, cuyo gobierno está más
ocupado por hacer jugosos negocios con la obra pública –porque los “ahorros” del
“combate a la corrupción” son enviados íntegros al Altiplano- que por atender
la más relevante de sus responsabilidades, que es preservar la seguridad de los
gobernados.
Muestra de que no hay cabeza que dirija a la
entidad fue la reacción de las autoridades estatales, insensibles a la tragedia
que azota por varios frentes a la población, ensimismadas y encerradas en una frágil
burbuja desde la que sostienen construcciones de la realidad que nadie les
cree.
Habían pasado unas tres horas del brutal asesinato
de la rectora cuando al secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos
–que es quien da las órdenes en Veracruz, pues el titular formal del Ejecutivo
es, literalmente, un cero a la izquierda- se le ocurrió publicar en sus redes
sociales que “con el apoyo de fuerzas armadas, el @GobiernoVer
que encabeza @CuitlahuacGJ
está disminuyendo los índices delictivos en la entidad”.
Tal absurdo –que además representa un
escupitajo en la cara de las víctimas y sus familiares- cae por su propio peso.
Tan solo este fin de semana, de acuerdo con reportes periodísticos, fueron
asesinadas otras cinco mujeres en territorio veracruzano. Y solo por hablar de
mujeres. Porque los homicidios se multiplican a lo largo de la entidad
indistintamente del género de las personas victimadas.
Así lo indican las mismas cifras del
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que
establecen que entre enero y mayo del nefasto 2020 se han abierto 863 carpetas
de investigación por homicidios en el estado de Veracruz.
Se trata no de especulaciones, sino de los
números oficiales proporcionados al Sistema Nacional de Seguridad Pública por
el propio gobierno veracruzano, que como sabemos comenzó a “maquillar” las
cifras de la violencia desde que tomó por asalto la Fiscalía General del Estado
el pasado mes de septiembre de 2019. ¿Cuáles serán los números reales de la
violencia en Veracruz? Solo ellos los conocen. La opacidad es la norma. Como
también lo es evadir sus responsabilidades.
Lo que no es un secreto es que Veracruz se
sostiene con alfileres mientras soporta el gigantesco lastre de la
improvisación, la indolencia, la ambición y una burda y sostenida corrupción de
los que juraban ser “diferentes” a sus antecesores.
Y ahora hasta alianzas electorales van a
hacer con ellos.
Fotografía: Secretaría de Seguridad Pública
Cierre
de negocios
El anuncio del cierre de negocios que por
varias razones se volvieron emblemáticos de la capital veracruzana, así como
particularmente entrañables para muchos de sus habitantes, duele
indudablemente. No solo por las experiencias, emociones y vivencias
compartidas, sino por lo que representan en cuanto a la pérdida de fuentes de
trabajo que a ninguna autoridad le importó un carajo ayudar a conservar.
Para Ernesto Aguilar Yarmuch y José Rangel,
mi aprecio y solidaridad en tiempos oscuros.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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