CRITICAR LO MISMO O CRITICAR A LOS MISMOS
Fotografías: Cuartoscuro |
A principios del mes de junio, tras retomar sus giras por el interior del país, el presidente Andrés Manuel López Obrador soltó una arenga que representa a la perfección lo que ha sido su gestión de ya poco más de año y medio al frente de la administración federal.
Desde la ciudad de Minatitlán, Veracruz, el
titular del Ejecutivo federal planteó que en México o “se está por la
transformación o se está en contra de la transformación del país (...). Es
tiempo de definiciones”.
Con esa postura por demás maniquea, que
demuestra una vocación autoritaria que repudia el disenso y la pluralidad de voces
e ideas, colocó a los ciudadanos en un cruce de caminos, en una línea divisoria
y una disyuntiva impropias de quien debiera ser el presidente de todos los
mexicanos: conmigo o contra mí.
Ello, como si ese presidente –que no es más
que un empleado de los ciudadanos- encarnase en su persona a la nación entera y
fuese además infalible -síntoma clásico de los megalómanos-, por lo cual habría
que apoyar y aceptar sus decisiones incondicionalmente; y quien no lo hiciera, tendría
que ser colocado del otro lado de su muro mental, donde se encuentran los
“malos mexicanos” que “añoran” la corrupción. Tal cual si ésta hubiese
desaparecido por obra y gracia de su presencia.
En los hechos, esa expresión significó la
señal de arranque para la intensificación del acoso a los críticos de la mal llamada
“cuarta transformación” por todos los medios posibles, con diferentes niveles
de violencia verbal. Fue un permiso tácito a sus seguidores para agredir,
elevando la polarización social en un país azotado por enormes males que
tendrían que ser la prioridad de la autoridad.
Entre los lugares comunes que las pandillas
de la “4t” en redes sociales repiten hasta el cansancio se encuentra una
cantaleta superficial que endilga supuestos silencios previos o actuales sobre
hechos del pasado pero que en realidad, lo que denota es la ignorancia de quien
profiere tales acusaciones.
“Nunca te vi criticar a Peña Nieto”; “dónde
estabas cuando mataban periodistas y no dijiste nada”; “¿por qué no dices que
Calderón lanzó la guerra contra el narco?”; “¿y señalaste la corrupción de tal
político cuando estaba en el poder, o solo ahora que está en desgracia?”, son
algunos de los simpáticos “cuestionamientos” que suelen poblar las redes de
quienes ejercen –ejercemos- nuestro derecho a la crítica, periodística o
personal, de las acciones del régimen. Acompañados siempre de los clásicos “ya
se te acabó el ‘chayote’, por eso te quejas”, “eres un prianista al que le
quitaron sus privilegios” y gansadas por el estilo.
En un principio, cuando muchos creíamos que
en los defensores oficiosos del régimen –porque los hay también convencidos más
no ciegos- había alguna intención legítima por debatir, ilusamente se les
demostró que seguíamos criticando lo mismo que antes: la simulación democrática,
el nepotismo, el desvío de recursos públicos, los negocios al amparo del poder,
la persecución de los opositores, el hostigamiento a la prensa libre, los
abusos, despilfarros y la saña homicida de criminales disfrazados de
autoridades.
Bien pronto hubo que entender que lo que
quiere el régimen y sus voceros no es que se critiquen las mismas deleznables
prácticas, porque siguen incurriendo en éstas. Para “ganarnos” su “aprobación”,
para ser considerados “honestos”, “democráticos” y “veraces”, tendríamos que
fijar nuestra mirada solamente en los mismos de antes. De preferencia, si no
pactaron con los de ahora.
Por lo demás, un servidor reitera que seguirá
escribiendo que “iracundo, absolutamente intolerante a la mínima crítica, (…)
se victimiza ante cualquier señalamiento y busca contenerlo a través de
descalificaciones y difamaciones cibernéticas, utilizando mercenarios para que
repitan las cantaletas oficiales y hasta le pongan de ‘su cosecha’ a la
genuflexión más abyecta. Y en el extremo, saliendo él mismo a responder, que no
a argumentar ni a explicar”, como lo hice en ese párrafo de la columna titulada
“Veracruz soy yo”, publicada el 31 de agosto de 2015 en alusión directa al
entonces gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa.
¿Criticar lo mismo o a los mismos? Algunos no
tenemos duda del camino a seguir.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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