PERIODISMO LIBRE, NO PREMIADO
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Fotografía: Yerania Rolón/ AVC Noticias |
De por sí, la relación de la prensa con los
entes gubernamentales y de poder es un tema en el que sobran discrepancias,
silencios, omisiones, simulación y complicidades.
Entre aquel sector que se asume como “voz
autorizada” para pontificar sobre quién es o no periodista y atribuirse
supuestas representaciones colectivas y sociales, y ese otro que se somete al
poderoso en turno y lo alaba hasta la ignominia con tal de recibir prebendas,
queda poco espacio para la independencia de criterio y el equilibrio, aunque sí
existe un factor en común que termina por ser “el talón de Aquiles” de todos:
un monumental y desmedido ego, que junto con los intereses de cada quién, hace
del periodístico uno de los cuerpos profesionales más fracturados que existen
y, por ende, uno de los más vulnerables.
Todo lo anterior viene a cuento por los
acontecimientos del pasado 4 de enero, cuando el Gobierno de Veracruz pretendió
“celebrar” el “día del periodista” con un acto que terminó por convertirse en
un lamentable desencuentro público entre periodistas y algunos oportunistas
que, sin siquiera ejercer esta profesión, se han dedicado a lucrar con los
asesinatos de más de 20 comunicadores en los últimos diez años en la entidad.
Las “manzanas de la discordia” fueron la
Comisión de Atención y Protección a Periodistas (CEAPP) y el anuncio del
gobernador Cuitláhuac García Jiménez sobre la creación de un premio estatal de
periodismo que llevaría el nombre de Regina Martínez, corresponsal de Proceso
asesinada en abril de 2012 en la ciudad de Xalapa. Crimen que hasta ahora
ningún gobierno ha esclarecido satisfactoriamente y del que mucho menos se ha
hecho justicia.
Quienes se manifestaron durante el acto en palacio
de gobierno demandan desde hace tiempo la desaparición de la CEAPP porque
consideran que no sirve para nada y es convenencieramente omisa para condenar
las agresiones que sufren los reporteros veracruzanos por parte de autoridades.
Como por ejemplo, las irresponsables declaraciones del actual secretario de
Seguridad Pública estatal, Hugo Gutiérrez Maldonado, quien hace pocos días se
aventó una “duartada” al afirmar que los periodistas que lo critican podrían
estar coludidos con el crimen organizado.
Sin embargo, no proponen una alternativa para
dar atención efectiva a un grupo profesional como el periodístico, que como ya
mencionamos, sufre un alto grado de vulnerabilidad y riesgo en el ejercicio de
su labor. Hay más consignas que soluciones para la violencia que es el pan de
cada día del periodismo no solo en Veracruz, sino en todo el país.
En inocultable que la CEAPP tiene una tara de
origen, pues fue creada para justificar la violencia contra periodistas en el
sexenio de Javier Duarte de Ochoa. Sin embargo, como institución y con el paso
de los años, y a pesar de sus múltiples debilidades y errores, ha resultado
útil para varios comunicadores en situaciones de riesgo, que han recibido apoyo
legal y hasta económico para afrontar su condición, o bien para muchos otros
que han aprovechado los espacios que se les han abierto para capacitarse. Valga
decir que otros tantos han intentado que se les mantenga con recursos públicos
o que se apoyen exigencias injustificables como la asignación de escoltas. Varios
de ésos ahora vociferan contra el organismo porque no se les dio lo que
reclamaban.
Ahora bien, la respuesta tampoco fue
adecuada. En la columna que publica en un diario porteño, la presidenta de la
CEAPP, Ana Laura Pérez Mendoza (con quien me une una amistad de varios años),
avivó la confrontación al acusar “intolerancia” de quienes protestaron el
viernes pasado. Su papel debe ser el contrario, el de buscar consensos por el
bien del gremio. Más aún, si se está al frente de un organismo gubernamental de
protección de periodistas. La diatriba no le ayuda.
Por lo que toca al gobernador García Jiménez,
habrá que reconocerle en primer lugar su decisión de visibilizar a los
periodistas asesinados en Veracruz al nombrarlos públicamente durante el acto.
Ningún otro gobierno lo hizo ni le interesó siquiera.
Empero, lo del premio de periodismo fue un
error. No es al gobierno al que toca premiar a quienes deben ser su contrapeso.
En todo caso, si se busca reconocer el trabajo periodístico a nivel estatal, lo
ideal sería a través de un mecanismo como el del Premio Nacional de Periodismo,
en el que no participa autoridad política alguna y sí los propios periodistas y
la academia.
Lo que sí puede y debe hacer el gobierno de
Cuitláhuac García es garantizar el ejercicio libre del periodismo y de la
libertad de expresión en Veracruz, en condiciones de seguridad y certeza, sin
que los funcionarios que forman parte de su administración, como el referido
Hugo Gutiérrez, criminalicen a quienes ejercen la crítica. Y haciendo verdadera
justicia a quienes perdieron la vida por desempeñar su trabajo. Solo así podría
hablarse de verdadero respeto a una actividad y un derecho fundamentales para
la democracia.
Por lo demás, Regina no hubiera estado de
acuerdo con que usaran su nombre para eso. Ni para tantas otras cosas que lo
han usado.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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