EN VERACRUZ, LA MILITARIZACIÓN VA
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Gráfico: Animal Político |
Aun cuando el Congreso de la Unión no ha
aprobado –todavía- las reformas constitucionales que darán pie a la creación de
la Guardia Nacional propuesta por el Gobierno Federal como estrategia para
combatir la inseguridad y la violencia en el país, en estados como Veracruz ya
se aprestan para lo que en los hechos será la militarización de la seguridad
pública.
De las 266 coordinaciones territoriales de la
Guardia Nacional que contempla el Plan de Seguridad del gobierno de Andrés
Manuel López Obrador, 18 de éstas se encontrarán en el estado de Veracruz, lo
que lo coloca como la segunda entidad con más regiones, solo detrás del Estado
de México con 32, y por delante de la Ciudad de México y de Jalisco, de acuerdo
con un informe de la organización México SOS y de datos oficiales
sistematizados por el portal Animal Político.
De estas 18 coordinaciones territoriales que
se establecerán en la entidad veracruzana, 14 están consideradas como de alto
riesgo y cuatro de nivel medio. Los municipios que se clasifican como “focos
rojos” de inseguridad son los de Coatzacoalcos, Minatitlán, Agua Dulce,
Cosoleacaque, Córdoba, Orizaba, Veracruz puerto, Boca del Río, Xalapa,
Coatepec, Cosamaloapan, Poza Rica, Papantla y Tecolutla.
En estas regiones clasificadas como de alto
riesgo está considerado el despliegue de fuerzas de seguridad con mando militar
al frente. Mismas que, de aprobarse las reformas constitucionales tal como fueron
planteadas por el gobierno lopezobradorista a través de Morena en el Congreso
de la Unión, tendrán facultades para realizar detenciones no solo en el caso de
delitos del fuero federal, sino también en los del fuero común.
El riesgo que ello entraña es enorme y ya se
ha advertido en numerosas ocasiones y espacios. Los militares están entrenados
para eliminar al enemigo, no para realizar tareas de prevención de los delitos,
y mucho menos los que corresponden al fuero común. Conferirles esa
responsabilidad implica necesariamente –como quedó de manifiesto en los
sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, en los que se aplicó
exactamente la misma estrategia, aunque en esos casos solo para delitos
federales- un incremento en la violencia y la inseguridad contra la población
de a pie.
El argumento de que no puede regresarse a los
cuarteles a los efectivos militares que actualmente realizan tareas policiales
es correcto, pero solo en parte. Efectivamente, retirarlos de un plumazo de las
labores que realizan desde hace dos sexenios no solamente sería inviable, sino
que pondría en riesgo la propia seguridad nacional.
Pero contrario a lo que se planteó en campaña
y a contracorriente de las recomendaciones y solicitudes de organismos civiles
de defensa de derechos humanos y hasta de la propia Organización de las
Naciones Unidas, lo que se pretende no es un retorno paulatino de las milicias
a las labores que sí les son inherentes –como la defensa de la soberanía y el
territorio nacional, así como las tareas de apoyo a la población en caso de
desastres- mientras se prepara una policía civil eficiente, renovada y
desprovista de vicios y corrupción, como es la bandera del actual régimen. No.
Lo que se propone es militarizar por completo
la seguridad pública y elevar esa condición a rango constitucional. Y por si
fuera poco, sin tomar en cuenta las voces que se manifiestan en contra y que
piden ser escuchadas. Pues organizar foros con organismos civiles mientras al
mismo se lanzan convocatorias de reclutamiento para la Guardia Nacional es una
tomadura de pelo.
La militarización va. Y con el estado de
Veracruz por delante.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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