SILVA: CONTINUISMO INDESEABLE
Fotografía: Orlando Segura Hervert |
Empecinado en dejar como su sucesor al diputado federal
por Tuxpan Alberto Silva Ramos, el gobernador Javier Duarte de Ochoa se jugará
la que pueda que sea su última carta para intentar incidir en la decisión sobre
el candidato del PRI a la gubernatura.
A través de un tremendo y nada democrático “dedazo”,
Duarte colocará a Silva Ramos como presidente del Comité Directivo Estatal del
Partido Revolucionario Institucional, en un acto en el que, para mostrar un
músculo político ficticio, le acarrearán a Silva miles de personas para que lo
vitoreen este domingo en el World Trade Center de Boca del Río. Con cargo al
erario, claro está.
La movida es clara. Como a Alberto Silva no le dieron
nada políticamente relevante en la Cámara de Diputados –la presidencia de la
Comisión de Población y nada, es lo mismo-, Duarte lo traerá al PRI para que
desde esa posición viaje por el estado para “unir” a los priistas, que están
“confundidos” ante el enfrentamiento frontal del gobernador con los dos
senadores de su partido, José Francisco Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa,
que son quienes encabezan las preferencias dentro del Revolucionario
Institucional.
Lo que habría acelerado la inopinada entronización de
Silva en la dirigencia tricolor fue la reunión del pasado viernes entre el
senador José Yunes Zorrilla y los diputados locales del PRI, PVEM y Nueva
Alianza en Perote. En los rituales y retórica priista eso fue equivalente a una
“cargada” en favor del legislador que el duartismo no está dispuesto a dejar
pasar.
La obsesión por colocar en el poder a un cómplice de esa
cofradía los lleva a cometer desfiguros como éste, haciendo a un lado a un
político que entregó buenas cuentas a su partido, como el dirigente saliente
Alfredo Ferrari Saavedra, para que ocupe su lugar un advenedizo sin
merecimientos para ser ya no digamos presidente del PRI, mucho menos para ser
gobernador de Veracruz.
Silva quiere repetir la historia de su protector,
impulsor y benefactor. Llegar a la gubernatura sin merecerlo, sin trayectoria,
sin ideas y con el único y avieso objetivo de cubrir las espaldas de Javier
Duarte.
Alberto Silva Ramos representa el continuismo del régimen
más atroz que ha gobernado a Veracruz. En la frente lleva el estigma de la
corrupción de la que no sólo ha sido cómplice sino beneficiario directo. Si no
lo cree, puede preguntar en Tuxpan en qué nivel dejó endeudado al municipio. Y
ya no digamos en la Coordinación General de Comunicación Estatal, donde no dejó
de facturarle a los medios convenios que nunca les pagó, dinero que no se sabe
a dónde fue a parar. ¿O sí?
Es tan burda y soez la jugarreta del fidelismo-duartismo,
que de inmediato los dos senadores priistas y principales oponentes del “minimato”
de esta corriente, José Yunes y Héctor Yunes, manifestaron su abierta oposición
a que se entregue la dirigencia priista a Silva. Seguramente serán desoídos. Y
con ello, crecerá la grieta que fractura cada vez más a ese partido.
Alberto Silva Ramos tendrá el “arca abierta” de las
finanzas estatales para promover sus aspiraciones, lo cual, además de ilegal,
es inmoral ante la situación económica por la que atraviesa Veracruz.
Pero pedirle moralidad a la podrida “generación próspera”
es como creer en la redención del diablo.
Agradecimiento
Expreso mi gratitud infinita a todos y cada uno de los
amigos, compañeros, colegas y lectores que manifestaron su solidaridad y apoyo
ante el allanamiento de nuestro hogar y el robo de mis herramientas de trabajo
este fin de semana. Seguimos firmes y de pie.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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