"POR ESO LOS MATAN"
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Imágenes: correos electrónicos enviado por José Abella |
La crispación en el ambiente político del estado de
Veracruz a unos días de iniciar formalmente el proceso electoral 2015-2016, por
medio del cual se renovará la gubernatura y el Congreso local, ha subido de
tono a niveles que no auguran más que riesgos y posibilidades de mayor
violencia.
El enfrentamiento entre los grupos político-partidistas
que se disputan el poder en la entidad se extiende hacia la sociedad civil, las
agrupaciones sociales y distintos sectores profesionales, entre éstos, y
especialmente por la naturaleza de su trabajo, el del periodismo.
La división existente entre el mismo gremio, entre
aliados del gobierno y críticos del mismo, lo ha vuelto aún más vulnerable a
los ataques externos, que abiertamente o desde las sombras se ciernen con cada
vez menor disimulo sobre quienes se atreven a cuestionar las decisiones del
régimen de Javier Duarte, que en cinco años ha demostrado ser letal para el
sector periodístico veracruzano y para la sociedad civil en su conjunto, por
acción u omisión.
Un ejemplo de esa
crispación, del desprecio desde el oficialismo hacia la labor periodística, se
suscitó este miércoles 28 de octubre durante la sesión extraordinaria de la
LXIII Legislatura del Estado, en la que los diputados del PRI y sus aliados
aprobaron el decreto de reestructuración de la deuda de la entidad que dejará
hipotecado a Veracruz durante los próximos 25 o 30 años.
Para apoyar a “sus” diputados y descalificar a los
opositores, se movilizó a integrantes de la Liga de Comunidades Agrarias, de
Antorcha Campesina e incluso a burócratas de la administración estatal para
llenar el salón de plenos del Congreso local mientras se discutía el decreto
del gobernador Javier Duarte y ejercer el triste papel de “porros matraqueros”,
lastimosa y rancia práctica del priismo más anacrónico.
Cuando uno de esos diputados, el ex panista y hoy
ferviente duartista José Ramón Gutiérrez de Velasco Hoyos –sobre quien pesan
señalamientos por ser el más corrupto de los alcaldes que haya tenido el
municipio de Veracruz puerto– subió a tribuna para hacer circo con un ábaco y
según con eso “explicar” los “beneficios” de la nueva deuda, los fotógrafos se
abalanzaron en torno suyo para tomar sus gráficas.
Fue entonces que se escuchó un grito en el salón de
plenos, dirigido a los periodistas que realizaban su trabajo: “por eso luego los
matan”, dijo alguien sentado en las butacas, lo que calentó la sangre de los
comunicadores.
La autora del improperio fue una mujer de nombre Tomasa
Delfín Martínez, miembro del sector campesino del PRI en Veracruz que fue
llevada al Congreso a aplaudir algo que seguramente ni siquiera entendía. Insignificante en sí misma, pero a la vez ejemplo soez de
la rabia del oficialismo, desde sus más bajos estratos, hacia los medios.
Es ése el ambiente que se respira en Veracruz en este
momento. Intolerancia, encono, revanchismo. Y lo mismo afecta al sector
periodístico que a la sociedad en su conjunto, injuriada por una clase
gobernante sorda, soberbia e irresponsable.
Es el mismo caso de Araceli Salcedo, la madre la joven
desaparecida desde hace tres años Fernanda Rubí Salcedo. Tras reclamar de
frente al gobernador Duarte la inexistencia de avances en la investigación, su
hija fue injuriada por encargo en el periódico de un mercenario de nombre José
Abella, quien además, tras recibir fuertes críticas por su servilismo y vileza,
se dedicó a insultar y amenazar periodistas, como a quien esto escribe y otros
colegas, con vulgares mensajes a sus correos electrónicos, bajo la misma
tónica: “por eso los matan”.
Porque en Veracruz, señalar las pifias de los dueños del
poder económico y político es casi una sentencia de muerte.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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