DEUDA PARA PAGAR DEUDA
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Fotografía: Gobierno del Estado de Veracruz |
De última hora, la noche de este martes 20 de octubre el
gobernador Javier Duarte hizo otro anuncio “espectacular”: presentó
ante el Congreso del Estado una iniciativa de decreto para el pago del 90 por
ciento de la deuda pública “heredada a esta administración”.
Para lograr tal “proeza”, el mandatario propone en su
iniciativa destinar los ingresos de tres fondos, dos federales y uno estatal,
para el pago de esos pasivos, por el orden de unos tres mil millones de pesos.
Esos fondos son el de Aportaciones para el
Fortalecimiento de las Entidades Federativas (FAFEF), y el de Aportaciones para
la Infraestructura Social (FAIS), de los cuales el Gobierno del Estado pretende
disponer del 25 por ciento del total, así como los ingresos del Impuesto sobre
Erogaciones por Remuneraciones al Trabajo Personal, conocido como impuesto a la
nómina, y cuya tasa acaba de ser aumentada de dos a tres por ciento.
En su mensaje a los medios, Javier Duarte dijo que con
esta medida “se logra un fuerte impulso para dinamizar la economía en Veracruz;
se agiliza el pago a proveedores y contratistas, y se podrán realizar más obras
productivas para atender a los sectores más necesitados de la población”.
Más allá de la demagogia, vamos por partes. En el caso
del FAFEF, el artículo 50 de la Ley de Coordinación Fiscal de la Federación
permite a las entidades federativas usar esos recursos para sanearse
financieramente a través de la amortización de la deuda. Así que ahí, y en caso
del impuesto a la nómina, la jugada sería legal.
No así con el FAIS, cuyos recursos sólo pueden ser
destinados para obra pública, tal como lo establece el artículo 33 de la misma
Ley de Coordinación Fiscal de la Federación.
Hay más. Como el mismo gobernador señala, de aprobarse su
decreto se pagaría el 90 por ciento de la deuda “heredada”. Más no de la deuda
total, que oficialmente es de más de 40 mil millones de pesos, aunque según
estimaciones de economistas y legisladores es cercana a los 100 mil millones de
pesos. O sea, lo que se liberaría es peccata
minuta contra lo que se seguirá debiendo.
No es lo único. Con esta medida, el 25 por ciento de los
recursos que por 30 años deberían utilizar administraciones futuras, las
traerán a valor presente para pagar deuda, lo que significará que los gobiernos
que sucedan al de Duarte de Ochoa no podrán utilizar los fondos de las
aportaciones federales para inversión productiva y obra pública.
Según Javier Duarte, “esta medida no significa más deuda
para los veracruzanos, y nos permitirá liberar participaciones federales que
tenemos en estos momentos comprometidas para el pago del servicio de la deuda
pública”.
Pero contrario a lo que asegura el gobernador, esta
medida sí implica nuevos compromisos
crediticios para el estado, porque al ya no disponer de las participaciones
federales para continuar endeudándose, ahora buscan empeñar las aportaciones
para liquidar créditos viejos, liberar esas participaciones, que son recursos
sin etiqueta, y así estar en condiciones de generar créditos nuevos.
Lo más grave es que, fiel a su costumbre, el gobierno de
Javier Duarte no habla en ningún momento de transparencia en el uso y destino
de los recursos de los que pretende hacer uso para pagar la deuda “heredada” de
una administración de la cual el actual gobernador formó parte y fue el
responsable de las finanzas. Y mucho menos, de lo que harán con el dinero
fresco que reciban.
Pero que no quepa duda. Se trata de contratar deuda para
pagar deuda. Ya los que vengan, que se arreglen como puedan.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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