JUSTICIA POR PROPIA MANO, ANTE IMPUNIDAD
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Fotografía: Archivo |
La noche de este miércoles, un grupo de asaltantes entró en el domicilio
particular de un profesor de psicología de la Universidad Veracruzana en el
puerto de Veracruz, a quien maniataron y golpearon para luego robarle.
En el botín se incluyeron aparatos electrónicos dotados con geolocalizador,
aplicación que, horas más tarde, permitió al académico, de nombre Roberto
Alejandro González Riego, ubicar a sus agresores, quienes departían como si
nada en el bulevar Manuel Ávila Camacho de aquella ciudad.
Esta vez, el profesor iba armado con un machete, con el cual hirió
seriamente a uno de los presuntos delincuentes, Cristian Israel González, de
apenas 18 años de edad.
González Riego enfrenta ahora cargos por intento de homicidio, mientras
que Cristian está internado en un hospital, con heridas de gravedad.
El caso llamó la atención en redes sociales, donde se cuestionó si es
justo o no que la víctima del robo pueda ir a la cárcel por defender su
patrimonio de la delincuencia, que actúa a sus anchas, sin autoridad que le
ponga freno. La ley dice que sí.
Episodios como el narrado son cada vez más frecuentes en el estado de
Veracruz. La población ha decidido tomar la justicia en sus manos para
defenderse de los delincuentes, pues las autoridades, cuya función primordial
es garantizar la seguridad de quienes habitan en la entidad, son incompetentes,
omisas o abiertamente cómplices de los criminales.
Los responsables de la debacle de la seguridad en Veracruz tienen nombre
y apellido. Y uno de ellos comenzó a promoverse para buscar obtener fuero el
año que entra.
La posibilidad de que el actual secretario de Seguridad Pública Arturo
Bermúdez Zurita sea candidato a diputado local comenzó a medirse en medios esta
semana, a través de plumas afines al régimen. La sola idea causa horror.
Arturo Bermúdez ha sido el único funcionario estatal que ha hecho lo que
le viene en gana todo el sexenio, sin que haya consecuencias. Inamovible de su
cargo, el propio gobernador Javier Duarte de Ochoa alguna vez declaró que
primero se va él que su secretario de Seguridad Pública, sobre quien pesan
acusaciones por abuso de autoridad, uso excesivo de la fuerza e incluso
homicidio, esto último por el caso Gibrán Martiz.
Por ello no es descabellada la idea de que Bermúdez esté buscando la
protección del fuero una vez que se le acabe la de su amigo el gobernador. Lo
que sí es de risa loca es que haya quien lo apunte para una diputación de
mayoría relativa. No votarían por él ni en la academia de El Lencero.
Así como el de Bermúdez, se barajan los nombres de varios “distinguidos”
miembros de la “prosperidad” duartista que buscan a toda costa acceder a una
diputación para evitar, al menos en primera instancia, que les “echen el
guante” y se les llame a cuentas por las fechorías de un sexenio atroz.
Es la impunidad en su máxima expresión. Pero cuidado que los ciudadanos
se atrevan a tomar por sí mismos la defensa de su integridad y su patrimonio.
Parafraseando la máxima juarista, en Veracruz hay, para los amigos (de Javier
Duarte), “justicia” y gracia. Para los demás, la ley (y si se le tuerce, mejor)
a secas.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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