VOTAR O NO VOTAR
Fotografía:
Archivo
|
La ausencia de propuestas, lo grisáceo de los candidatos
y el hartazgo de los mexicanos ante una clase política mediocre y rapaz,
auguran un escenario de pobre participación ciudadana en los comicios del
próximo domingo.
Las estimaciones más optimistas no le dan a la jornada
electoral del 7 de junio un porcentaje de participación mayor al 40 por ciento.
Y al desgano hay que sumar el clima de violencia que artificialmente se
pretende imponer en estados como el de Veracruz para inhibir aún más a los
votantes.
¿Vale la pena salir a votar este 7 de junio? Muchos
mexicanos creen que no. Que eso sólo valida lo que consideran la “farsa
democrática” con la que el régimen se legitima a sí mismo a través del
sufragio, que desde su perspectiva, no es libre.
Por si no bastase, un buen sector de los ciudadanos que
sí acudirán a emitir su voto, lo harán solamente para anularlo y manifestar de
esta manera su descontento hacia unos partidos y candidatos que no representan
más que a sus particulares intereses y no a los de la población.
Todas las posturas son respetables y, en cierta medida,
les asiste la razón. El descrédito del sistema de partidos es enorme. La
democracia en México no ha estado a la altura de las expectativas de una
sociedad que pasó de un sistema de partido único a una alternancia que no sólo
quedó a deber, sino que fue ineficaz, decepcionante. Que no marcó diferencia.
El problema es que a pesar de ser impopular, la elección
de los integrantes de la Cámara de Diputados es quizás la más importante de
todas. Por el Congreso de la Unión pasa todo lo que es realmente importante para
México, ahí es donde se define el rumbo del país.
Aun cuando es un sistema a todas luces imperfecto, la
democracia electoral sigue siendo el menos malo de todos, con todo y que en
México transita en medio del cáncer de la corrupción.
Desentenderse de la elección de legisladores es dejarle
el camino libre a los políticos y los partidos para perpetuarse en las
privilegiadas posiciones de poder desde las que se enriquecen mientras el país
se sume en la violencia, la pobreza y el desencanto.
Quien esto escribe considera, desde una personalísima
óptica y sin descalificar las demás, que es indispensable participar en la vida
pública del país a través del ejercicio del derecho al voto. Y contribuir de
esa manera a buscar tener un país mejor.
Quizás suene romántica o ingenua esta postura. Pero creo
que los ciudadanos no tenemos otra vía para incidir en las decisiones de este
país más que por medio de la elección de nuestros gobernantes y representantes
populares, con todos los bemoles que esto conlleva. Al menos ejercer el derecho
de expresar, a través del sufragio, nuestro descontento contra un partido, un
gobernante o un legislador e impedirles alcanzar, en la medida de lo posible,
mayorías absolutas desde las que hagan y deshagan a su antojo.
Hay que salir a votar.
Nada qué celebrar
Digna de reconocimiento y aplauso la postura del
periodista veracruzano Margarito Escudero, quien en solidaridad con los 12
periodistas asesinados durante el sexenio de Javier Duarte, rechazó el Premio
Estatal que le entregaría este viernes el Club de Periodistas de México
Delegación Veracruz.
“Considero inmerecido
recibir una presea de esta naturaleza, cuando el gremio del periodismo ha
sufrido una serie de bajas sensibles y muchas de
ellas no han sido totalmente esclarecidas y las mismas autoridades se han
encargado de cubrir con un velo de misterio. De nada sirve realizar ceremonias
fastuosas en complicidad con aquellos que no han sabido o no han querido
aplicar la justicia en su real dimensión”, expuso Escudero en su carta de
negativa.
Totalmente de acuerdo. No hay nada qué celebrar en Veracruz.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
Comentarios
Publicar un comentario