EL REGRESO DEL CUERVO
Cuando un gobierno y quienes lo encabezan dan
muestras claras de debilidad política, las especulaciones sobre la carrera
sucesoria se disparan desde muy temprano en el sexenio, mientras los pretensos
a suceder al mandatario aún en funciones se dedican a apuntalar sus
aspiraciones por todas las vías a su alcance, particularmente haciendo
presencia en los medios de comunicación.
Es ésa la situación de Veracruz. Aunque se diga que
falta mucho, desde hace un buen tiempo los aspirantes a la gubernatura están a
todo vapor armando alianzas, construyendo equipos, definiendo estrategias y
hasta haciendo méritos con quienes tendrán en sus manos la decisión final sobre
las candidaturas en el no lejano 2016.
En el estado todos conocen a los “suspirantes” que
manifiestan, abiertamente o no, su intención de suceder a Javier Duarte de
Ochoa dentro de poco más de dos años. Sin embargo, podría darse una sorpresa al
entrar en la contienda un jugador que no estaba considerado para esa partida.
Se trata de Ignacio Morales Lechuga, ex secretario
de Gobierno de Veracruz, ex procurador general de la República, ex embajador de
México en Francia, ex rector de la Escuela Libre de Derecho, entre otros cargos
que ha desempeñado a lo largo de su carrera.
Morales Lechuga ya jugó antes por la gubernatura de
Veracruz, en 1998, cuando contendió contra Miguel Alemán Velasco. En esa
ocasión, fue abanderado por los partidos del Trabajo y Verde Ecologista, y esa circunstancia
le valió ser barrido en los comicios, quedando en último lugar.
Quién sabe qué hubiera sucedido si hubiera logrado
su propósito original de ser postulado también por el PRD, que en ese entonces venía
de una buena racha de victorias, siendo la más emblemática la de Cuauhtémoc
Cárdenas en la primera elección de la jefatura de Gobierno de la Ciudad de
México.
Precisamente, fue Cuauhtémoc Cárdenas quien “tiró”
la candidatura de Morales Lechuga por el PRD al vetarlo como abanderado –a
pesar de que el perredismo en el estado ya lo había designado– debido a una
vieja rencilla entre ambos de cuando el veracruzano fue procurador del Distrito
Federal, aunque la causa oficial que se adujo para el “centralazo” fue el
pasado salinista de éste.
Tras ese fracaso, Morales Lechuga se retiró
totalmente de la política partidista y se dedicó a atender su notaría en la
ciudad de México, así como a desarrollar actividades académicas y de
filantropía a través de la fundación “Gonzalo Río Arronte”. Durante todo este
tiempo, evitó opinar o inmiscuirse en temas políticos que no tuvieran que ver
con lo que estuvo haciendo esos años.
Pero eso estaría a punto de cambiar. Ha trascendido
la intención de Ignacio Morales Lechuga de retornar a la arena política
impulsado por el actual grupo gobernante en México, y esto sería vía su
postulación como candidato a diputado federal plurinominal el año entrante,
bajo las siglas del PRI.
¿Por qué sería importante el retorno de Morales
Lechuga a la política activa, electoral? Sencillamente porque lo colocaría de
manera natural como un nuevo aspirante a la gubernatura de Veracruz en 2016, al
contar con el apoyo directo de Los Pinos, que al hacerlo diputado federal lo
ayudaría a salvar el candado partidista de haber ocupado un cargo de elección
popular antes de ser candidato a un gobierno estatal.
Una eventual precandidatura de Ignacio Morales
Lechuga tiene puntos a su favor y también en su contra. En el primer caso,
porque está desligado de los grupos políticos que los últimos 15 años han
saqueado a Veracruz. Además, tiene imagen de hombre de leyes que sabe aplicarlas,
y sobre todo, porque es enemigo jurado de quien muy probablemente será la
figura del PAN en 2016, Miguel Ángel Yunes Linares, ya sea él como candidato a
Gobernador o a través de uno de sus hijos.
En contra de Morales Lechuga pesa lo mismo que en
1998: su filiación con el salinismo, así como aquel escándalo del
enfrentamiento armado entre policías federales y militares en el Llano de la
Víbora, en el municipio de Tlalixcoyan, Veracruz, por un cargamento de droga,
lo cual tuvo como saldo varios muertos y su salida de la Procuraduría General
de la República, para luego ser enviado como embajador de México en Francia.
Curiosamente, esa relación con el país galo marcará
su regreso a los reflectores mediáticos en breve. El gobierno francés acordó
concederle la condecoración de Oficial de la Legión de Honor por “su
contribución al estrechamiento de la amistad franco-mexicana”, misma que le
será entregada por la embajadora Elisabeth Beton-Delegue.
No se entendería que Morales Lechuga decidiera
regresar a las lides políticas si no existiera una intención superior de por
medio, y sobre todo, una promesa o un poderoso ofrecimiento apuntalándola.
Veremos hasta dónde llega.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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