JUSTICIA PROSTITUIDA
Cada
vez es más patético, por lo evidente, el estado de descomposición de la
justicia en Veracruz, que se expande por los diferentes ámbitos del tejido
social que, en las últimas semanas, ha mostrado estar en ebullición.
El
pasado 14 de mayo, una estudiante de la Universidad Anáhuac Xalapa
–perteneciente a los Legionarios de Cristo, la congregación fundada por el
pederasta Marcial Maciel– lanzó su automóvil sobre unos manifestantes, quienes
protestaban por las afectaciones a sus viviendas causadas por la construcción
de la llamada “villa olímpica” de los Juegos Centroamericanos que se celebrarán
en noviembre en el estado.
Enfurecida
porque integrantes de la agrupación Antorcha Campesina bloqueaban la avenida
conocida como Arco Sur en esta ciudad capital para manifestar su descontento,
Liliana González Morales perdió los estribos y atropelló a dos de éstos, un
maestro y un estudiante, con todas las agravantes que contempla la ley.
Al
ser detenida por elementos de la policía, luego de intentar darse a la fuga,
esta muchacha expresó que no le importaba, pues con pagar alguna suma de dinero
evitaría pisar la cárcel. Y al parecer, la joven ahora conocida como “Lady
Anáhuac” sabía de lo que hablaba.
No
sólo no fue ingresada a prisión, pues pagó fianza para mantenerse en libertad.
Unos días después del hecho, con una impresionante celeridad, la juez de
Control Estrella Iglesias Gutiérrez exoneró a Liliana González Morales del delito
de tentativa de homicidio contra el profesor Dionisio Pérez Zárate y el
estudiante Edwin Rodolfo López Pérez, a pesar de que hay videos y fotografías
de cómo los embistió con su auto, con total alevosía.
Evidentemente,
a cualquier otro ciudadano de a pie, esto le habría costado ser refundido en
prisión por meses. Pero resulta que Liliana González es hija de un comandante
policiaco, Leopoldo González Arenas, así que su caso fue abordado por la
autoridad ministerial con una rapidez inaudita, dando como resultado la
sentencia exculpatoria que mencionamos antes.
Todavía
le resta enfrentar una acusación por lesiones dolosas que sus abogados también
buscarán echar abajo, bajo el argumento de que Liliana González “sólo les
aventó el carro porque se le hacía tarde para llegar a la escuela”.
La
cereza del pastel la puso el propio alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez,
al declarar que sucesos como éste lo que denotan es el “hartazgo” de la
sociedad xalapeña por las constantes manifestaciones y bloqueos, que al afectar
la vialidad pueden provocar “sucesos como los que se cometieron”.
Es
verdad que los habitantes de la capital de Veracruz estamos hartos de los
bloqueos que hacen del tránsito por la ciudad un martirio. Pero también estamos
hartos de que las malas políticas públicas, que las deficientes obras y las
corruptelas de los gobernantes sean la causa de que existan dichas
manifestaciones de descontento social, que a veces son la única manera de
hacerse visible ante unas autoridades abúlicas e incompetentes.
Además,
es monstruoso que se pretenda justificar un intento de homicidio, que lo fue,
porque una avenida fue cerrada por una manifestación, por más molestias que
ésta pueda causar. Lo que la autoridad debería hacer es ponerse a trabajar para
resolver los problemas de la sociedad.
Porque
si a ésas vamos, también tendrían que justificar que, por ejemplo, un ciudadano
molesto por espectáculos grotescos como los de los desnudistas 400 Pueblos
arremetiera a balazos en su contra por atentar contra la moral para chantajear
al gobierno. O que todos los automovilistas de Xalapa decidieran pasar por
encima de las huestes del partido Cardenista cuando cierran el centro de la
ciudad para exigir dinero y canonjías.
Como
si no fuera suficiente con la corrupción y la impunidad, ahora quieren que se
aplaudan y alienten las conductas psicópatas, mientras la justicia se vende al
mejor postor.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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