REGINA: DOS AÑOS DE IMPUNIDAD
Este
lunes 28 de abril se cumplen dos años del artero asesinato de la periodista
veracruzana Regina Martínez Pérez, corresponsal de la revista Proceso en este
estado.
Veinticuatro
meses después, su caso es ejemplo de la más absoluta, ruin y detestable
impunidad. Una muestra inobjetable de la podredumbre del sistema de justicia y
del régimen político en Veracruz.
A
la fecha, no hay un solo detenido por el homicidio de Regina, quien en vida se
caracterizó por ser una periodista crítica, puntillosa, de las que nunca le dio
concesiones al poder. Siempre creyó en el periodismo como una labor cuyo
objetivo era servir a la sociedad, no servirse de ella. Su vida austera, su
comportamiento público discreto, alejado del glamour y la frivolidad de los
poderosos, son la mejor referencia para comprobar lo anterior.
Y
es por ello que resultaba molesta para esa clase política cuyos excesos eran
denunciados por una reportera a la que nunca pudieron corromper. Por eso es que
decidieron silenciarla, sin saber que con su cobarde agresión, agigantaron el
nombre y la figura de la comunicadora de pequeña y frágil complexión, cuya voz,
aún tras su deceso, suena tan fuerte como cuando hacía temblar a los políticos corruptos
cada que desnudaba sus inmundicias.
La
actuación del gobierno estatal en el caso de Regina Martínez ha sido un
desastre, una vergüenza. Armó un tinglado para inculpar del homicidio a un
drogadicto seropositivo y a un delincuente de poca monta con tal de no aceptar
investigar su trabajo periodístico como posible móvil y así reducirlo a un
simple robo.
Para
mayor escarnio del Gobierno de Veracruz, el Poder Judicial del Estado dejó en
libertad al único detenido que había por el caso, Jorge Antonio Hernández
Silva, por falta de pruebas y porque su confesión le habría sido sacada a base
de torturas, no obstante que ya había recibido sentencia de 38 años de cárcel. Lo
último que trascendió sobre este sujeto es que trabajaba en la Central de Abastos de Puebla.
Del otro indiciado, José Adrián Hernández Domínguez, apodado el Jarocho, nunca
se ha sabido nada.
Aunque
se diga lo contrario, la investigación sobre la ejecución de Regina Martínez no
está cerrada. Y por eso es que el gobierno veracruzano pretende mantener su
versión del robo como el motivo de la agresión y maniobra ahora en el Poder
Judicial federal para conseguirlo.
Pero
por más malabares que hagan, la muerte de Regina Martínez perseguirá para
siempre al gobierno de Javier Duarte de Ochoa. Porque no le preocupó brindar
condiciones para el ejercicio libre del periodismo en Veracruz. Por dejar en la
indefensión a todos los trabajadores de la información desde el momento en que
comenzaron los ataques en su contra. Por pretender “resolver” su caso y el de
todos los demás periodistas asesinados en Veracruz a partir de injuriar su
memoria, sin que mediara investigación alguna. Por su enorme desprecio a la
labor de los medios de comunicación y a quienes en éstos trabajamos.
Regina
cumplió con lo que le tocaba hacer en este mundo. Con su vida pagó su valentía y
su convicción de buscar hacer lo correcto. Nada hay que podamos reprocharle y
sí mucho que agradecerle.
Todo
lo contrario con el gobierno estatal, que mientras no haga verdadera justicia
para Regina, llevará una marca de ignominia tatuada en la frente, que ni con
mil carretadas de dinero se podrá borrar.
Como
hace un año, te lo vuelvo a decir, Regina: no te pudieron ni te podrán callar.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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