CENSURA Y FASCISMO EN TELECOMUNICACIONES
La
iniciativa de Ley General de Telecomunicaciones ha suscitado una gran polémica debido
a varios aspectos controversiales, pero en especial, por aquellos que tienen
que ver con las regulaciones al servicio y acceso a la Internet, la libertad de
expresión y con la protección de datos personales, que tienen un severo tufo
autoritario, propio de la tradición más anacrónica del priismo.
Por
ejemplo, en su artículo 197, la citada iniciativa contempla “bloquear, inhibir
o anular de manera temporal las señales de telecomunicaciones en eventos y
lugares críticos para la seguridad pública y nacional a solicitud de las
autoridades competentes”, texto que ha prendido la alerta de los defensores de
la libertad de expresión en la Red por la discrecionalidad con que los
gobiernos restringirían el acceso a la Internet y a la comunicación en general
de todos los ciudadanos.
De
hecho, no es una práctica nueva. En Veracruz se usa desde hace algún tiempo.
Cuando en la sede del Poder Ejecutivo hay algún acto en el que participe el
gobernador Javier Duarte, o bien cuando llegan manifestaciones al primer cuadro
de la capital del estado, desde el “palomar” de palacio de gobierno se activa
un dispositivo que bloquea la señal de todos los aparatos móviles que se
encuentren en un perímetro bastante considerable.
De
aprobarse este apartado en la nueva ley, se facultaría a los diferentes niveles
de gobierno a bloquear cualquier tipo de señal de comunicación en el momento
que lo deseen, sin mayor justificación que la “seguridad”, la cual, como somos
testigos cotidianamente en Veracruz, de por sí no es garantizada a la población
en situaciones críticas.
Otro
artículo controvertido y que es un claro camino para ejercer la censura es el
145, que señala que los concesionarios “podrán bloquear el acceso a
determinados contenidos, aplicaciones o servicios a petición expresa del
usuario, cuando medie orden de autoridad o sean contrarios a alguna
normatividad”.
Muy
conocida es la molestia que causa en la clase política la libertad de expresión
en Internet, y particularmente en las redes sociales, donde este derecho se
ejerce a plenitud y a veces con notables excesos que, no obstante, siempre son
preferibles a que se aplique la censura y se acallen las voces críticas, como
se acostumbró a hacer durante la “edad de oro” del PRI más autoritario y represor,
el cual quiere volver por sus fueros en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Los
artículos 190 y 192 son perlas dignas de la extinta y temible Dirección Federal
de Seguridad. Hasta parecen dictados por Fernando Gutiérrez Barrios o por
Miguel Nazar Haro.
En
el primero, se estipula que “los concesionarios de telecomunicaciones, y en su
caso, los autorizados y proveedores de servicios de aplicaciones y contenidos,
están obligados a permitir que las autoridades facultadas por la ley ejerzan
control y ejecución de la intervención de las comunicaciones privadas y a
brindarles el apoyo que éstas soliciten de conformidad con las leyes
correspondientes”.
El
segundo es aún peor, pues los concesionarios “están obligados a conservar un
registro y control de comunicaciones que se realicen desde cualquier
dispositivo, bajo cualquier modalidad, que
permitan identificar con precisión la siguiente información: nombre,
denominación o razón social y domicilio del suscriptor; tipo de comunicación y
servicio; origen y destino de las comunicaciones; fecha, hora y duración de las
comunicaciones; fecha, hora y ubicación geográfica de la primera activación de
su servicio; identificación y características técnicas de los dispositivos,
incluyendo los códigos internacionales de identidad de fabricación del equipo y
del suscriptor; y la ubicación geográfica del dispositivo”.
De
por sí, hay cientos “pájaros en el alambre” gubernamentales interceptando y
grabando ilegalmente conversaciones privadas, llamadas telefónicas, correos
electrónicos, mensajes de texto, tuits, mensajes de BlackBerry y Whatsapp y
hasta paquetería por correo. La aprobación en sus términos de este artículo
sería el acta de defunción de la privacidad de los datos y comunicaciones personales.
Estos
son sólo unos cuantos aspectos de una iniciativa de Ley de Telecomunicaciones
regresiva, abiertamente censora y que por momentos raya en el fascismo, misma
que los legisladores del PRI y buena parte de los del PAN pretenden aprobar
fast track. Es una paletada de tierra sobre la libertad de expresión.
Díaz
Ordaz y Echeverría se sentirían orgullosos.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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