DEMAGOGIA PURA Y DURA


Cuando un político, y en particular un gobernante, no las trae todas consigo, cuando su gran cúmulo de yerros lo atosiga al grado de que aunque haga algo realmente bueno esto ya no consigue ningún efecto positivo, una de las salidas que busca para congraciarse con los ciudadanos es repartir paliativos, prometer imposibles y regalar dinero con cargo al erario.
Eso se conoce como demagogia, una de las taras más dañinas de la política, pues la reduce a una mera satisfacción inmediata de intereses de un pequeño grupo, con una visión cortoplacista y que además suelen agravar los problemas de fondo, que son dejados de lado por darle prioridad a nimiedades.
El pasado domingo 27 de abril, una tremenda tormenta de granizo gigante cayó sobre Xalapa, la capital de Veracruz. El saldo oficial hasta ahora es de diez mil damnificados, la mayoría automovilistas cuyos vehículos fueron azotados por la furia natural, así como decenas de personas que vieron afectadas sus viviendas.
El mismo domingo por la noche, el gobernador Javier Duarte de Ochoa acudió a una de las zonas afectadas a revisar los daños, lo cual estuvo bien, aunque muchas plumas oficiales aplaudieron tal acción como si no fuera la obligación de un gobernante auxiliar a la población a la que gobierna.
Quién sabe por sugerencia de qué “brillante” asesor, el gobernador Duarte anunció ahí mismo que su administración  absorbería todos los daños causados por el granizo a los automóviles, en particular los medallones y parabrisas destruidos por las enormes bolas de hielo que como proyectiles cayeron sobre la ciudad.
Y es cuando surgen los cuestionamientos: ¿en función de qué el gobierno estatal decide absorber un gasto en beneficio de unos cuantos, a costa de los impuestos que pagamos todos, tengamos o no un vehículo? ¿De qué partida se sacarán los recursos para pagar esos daños, que no fueron causados por fallas en la infraestructura urbana o vial? ¿También se les pagará a quienes tengan coches con placas de otros estados? ¿Por qué se discrimina a quienes vieron afectadas sus casas a causa del mismo fenómeno?
Además, ¿no se supone que el estado no tiene recursos financieros más que para lo absolutamente necesario? ¿No por eso se les retienen sus pagos a los proveedores? ¿No es ése el motivo de que se le dejara de pagar la publicidad a decenas de medios de comunicación?
Por si no bastase, mientras aquí se gastará para quedar bien con las clases media y alta de Xalapa, en regiones que sufrieron una real devastación por los fenómenos naturales, como por ejemplo Coscomatepec, donde el año pasado familias enteras lo perdieron todo –familiares incluidos– a causa de deslaves provocados por las lluvias, siguen esperando los apoyos que el gobierno prometió llevarles.
No se trata de no ser solidarios con quienes sufrieron afectaciones en Xalapa, sino de dejar claro que debe haber prioridades. Y para ser justos, la gran mayoría de los propietarios de automóviles los tienen debidamente asegurados, máxime si son de modelo reciente. Así que podrían sufragar ese gasto sin sangrar al erario.
En realidad, estamos ante un acto de ominoso e inútil dispendio, cuyo objetivo no es resolver ninguna necesidad social, sino simplemente armar un tinglado cosmético-mediático para seguir alabando al emperador por su fastuoso, e inexistente, traje nuevo.
O para ser más directos: es demagogia. Pura y dura.

Twitter: @yeyocontreras

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