DEL ACOSO, A LAS MADRIZAS. ¿ASÍ VA A SER, ALBERTO?
A
pesar de que se esperaba un cambio de actitud en la relación Prensa-Gobierno de
Veracruz tras la salida de Gina Domínguez de la Coordinación General de
Comunicación Social, al menos de inicio, hay signos de que no se ha comprendido
cuál es el problema, o de que nada va a cambiar.
Y
no porque Alberto Silva Ramos no haya intentado acercarse a los medios. De
hecho, apenas arribó al cargo, el nuevo vocero del gobierno estatal se embarcó
en un “tour” de visitas a empresas de comunicación para “estrechar lazos”.
Aunque, hay que decirlo, lo hizo con quienes no tenía necesidad real de tomarse
la molestia, con puros “aliados” de su
antecesora, cuando lo que le urge es tender puentes donde éstos se rompieron.
Pero
eso ni siquiera es tan importante como que, en la comunicación oficial del
estado, se persista en la práctica de exhibir y criminalizar a los trabajadores
de la información cuando no son gratos o cómodos para las cúpulas del poder.
Esto
viene a cuento luego de que la noche del pasado sábado 22 de febrero, la
Policía Municipal de Orizaba detuvo al reportero Felipe Madrigal Rodríguez, quien
cubría una manifestación de comerciantes en contra de inspectores de la
Dirección de Comercio del gobierno de esa ciudad, que encabeza el neopriista
Juan Manuel Diez Francos, empresario metido a político conocido por su
despótica forma de ejercer el poder desde la primera vez que fungió como
alcalde de la Pluviosilla, y quien acostumbra usar el cargo para procurarse
buenos negocios .
Madrigal
fue “levantado” por la policía municipal y llevado a los separos de la
corporación, donde fue brutalmente golpeado, como consta en las fotografías que
fueron difundidas al día siguiente, el domingo 23, tras ser liberado previo
pago de una fianza de tres mil pesos.
Precisamente
el mismo día en el que en 20 ciudades del país, incluida la capital del estado
de Veracruz, los periodistas marcharon exigiendo el cese de las agresiones y
asesinatos contra los comunicadores, la Coordinación General de Comunicación
Social difundió el boletín 1055, con información de la Procuraduría de Justicia
del Estado, con el encabezado “Detención del periodista Felipe Madrigal, por
agresión a autoridades de Orizaba”.
Sólo
que en el cuerpo del texto del comunicado jamás se acredita que el reportero
haya agredido a la autoridad. Textualmente, lo único que se señala es que “el
Gobierno Municipal de Orizaba indicó que durante una manifestación de
comerciantes que protestaban en contra de inspectores de comercio del
Ayuntamiento, se generó una confrontación con elementos de la Policía Municipal”.
“A
decir de autoridades del Ayuntamiento de Orizaba, la manifestación fue
replegada cuando inconformes agredieron a servidores públicos, por lo que
fueron remitidos a la Comandancia de Policía para posteriormente ser
consignados ante la autoridad ministerial por ultrajes a la autoridad”.
De
Felipe Madrigal solamente se indica que “al conocer los hechos, la Comisión
Estatal para la Atención y Protección del Periodista (CEAPP) entabló
comunicación con el reportero para ofrecer asistencia y apoyo. De igual manera,
la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) a través de un delegado, se entrevistó
con el comunicador para abrir un expediente de hechos”.
“Este
domingo por la tarde, la CEDH aseguró que el reportero salió tras pagar una
fianza de tres mil pesos, y la Procuraduría General de Justicia de Veracruz (PGJ)
dio a conocer que inició una investigación de hechos para deslindar
responsabilidades”, concluye el comunicado.
Es
evidente la intención de involucrar al reportero en un hecho presuntamente
delictivo para justificar no sólo su detención, que podría haber sido ilegal,
sino hasta la “calentadita” que le propinaron los policías orizabeños, que sólo
por ese hecho deberían ser cesados y procesados por abuso de autoridad.
A
menos que la nueva política de Comunicación Social del gobierno de Javier
Duarte vaya a pasar, sin escalas, del acoso, a las madrizas.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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