EL PRI SE BAJA DEL CABALLO
No
es poca cosa que el Gobierno de la República, y varios estatales, como el de
Veracruz, hayan minimizado a su ínfima expresión la conmemoración del
aniversario número 103 del inicio de la Revolución Mexicana.
La
suspensión del desfile deportivo que se celebraba con motivo del levantamiento
en armas de Francisco I. Madero en 1910 tuvo, además de una justificación estratégica
(evitar toparse con las manifestaciones de maestros que estaban previstas a
realizarse a la par), un significado que define perfectamente el perfil
ideológico del actual gobierno: ya no tiene nada que ver con los postulados surgidos
a raíz de ese acontecimiento histórico.
Eso
es palpable en las políticas puestas en marcha por la administración que
encabeza Enrique Peña Nieto: mayores cargas impositivas, apertura de sectores
estratégicos a la inversión privada, liberalización de la economía (al menos en
el papel), minimización del sector agropecuario como motor del país, entre
otras más.
Sólo
que este reconocimiento simbólico de lo que desde hace mucho tiempo es
evidente, pone al priismo en un dilema sustantivo, de concepción y orientación
política, que alcanza hasta a su mismo nombre. De “revolucionario” ya no le
queda nada. Y como decía el ideólogo más lúcido que ha tenido el priismo, Jesús
Reyes Heroles, en política, la forma es fondo.
Hay
quienes dentro de este partido no aceptan ese viraje y se quejan en voz baja de
que se haga a un lado la base en que se fundamentó su surgimiento como Partido
Nacional Revolucionario, mecanismo con el que se apacentó a los diferentes
caudillos regados por el país, que acudieron a este acuerdo para repartirse el
poder bajo un montaje democrático, con la condición de no eternizarse en él.
Casi
100 años después, los herederos de Plutarco Elías Calles decidieron que es hora
de bajarse del caballo de la Revolución, aunque sólo estuvieran montados en
éste en el discurso, pues hace rato que el camaleónico PRI navega con la
bandera que más le convenga, según sea la coyuntura.
Sólo
que ¿en qué basará ahora sus ideas y propuestas el PRI? ¿Bajo qué principios
irá a las campañas? ¿Podrá incluso conservar su nombre como hasta ahora? Seguro
ni ellos lo saben. De nuevo, se moverán según corran los vientos.
En
la izquierda radical lopezobradorista –que pretende ser la que ahora recoja la
herencia de la Revolución– ya notaron este cambio de piel y acuñaron de
inmediato un nuevo apelativo para el priismo gobernante: los llamaron
neoporfiristas.
Sólo
que no les va el mote. El dictador oaxaqueño, héroe de la Guerra de
Intervención, al menos sí tenía un concepto claro de nación. Los actuales
inquilinos de Palacio Nacional no parecen tener mucha idea sobre qué es eso.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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