GATILLEROS CIBERNÉTICOS CON SUELDO PÚBLICO
Tras
el affaire de este fin de semana por las protestas de reporteros en la
comparecencia del Secretario de Seguridad Pública, y con un poco más de
serenidad en el ambiente, hay un detalle que vale la pena analizar, por la
posible disposición de recursos públicos para tareas en las que no deberían
distraerse.
Más
allá de las diatribas de los amanuenses, existe un elemento que no ha sido
debidamente considerado: ¿quién o quiénes se encargan de recabar y sistematizar
la información que luego se envía en correos masivos a los e-mails de los
periodistas en el estado?
Desde
que inició la actual administración estatal, cuentas de correo con nombres
chuscos como “El Fisgón Panista”, de supuestos medios como “Diario Tribuna”, o
de nombres falsos como el muy reciente de “Ana Chabela Méndez”, inundan las
bandejas de entrada de los reporteros veracruzanos para difundir ataques contra
los “adversarios”, reales o ficticios, del régimen gobernante en el estado.
Ya
habíamos tocado en este espacio este tema, en la entrega titulada “Correos
apócrifos y guerra sucia”, publicada el 17 de octubre pasado. Sólo que no nos habíamos
detenido en un detalle: ¿es el gobierno quien paga para que esta basura circule
en las redes? ¿Podría justificarse el uso de recursos públicos para este tipo
de maniobras, claramente encuadradas en una estrategia de guerra sucia contra
políticos y comunicadores no gratos?
Las
primeras sospechas apuntan a la Coordinación de Comunicación Social del
Gobierno del Estado, en la que existen áreas de “contención” para reaccionar en
“momentos de crisis”. ¿Y por qué precisamente ahí? Por una razón muy simple: la
base de datos con los correos electrónicos de prácticamente todos los
comunicadores del estado no la tienen en cualquier oficina.
Además,
el trabajo de monitoreo de medios y redes sociales es bastante amplio, y la
sistematización de esa información, en la que se dan el tiempo de copiar en
pantalla las imágenes de las cuentas de Twitter y Facebook de sus
personajes-objetivo, habla de una labor que difícilmente realizaría una sola
persona en sus ratos de ocio.
Por
supuesto, es complicado comprobar que se dispone de recursos públicos para
tareas de hostigamiento y difamación en la Web (son unos cabrones, no unos
tarados). Pero sería conveniente una investigación y un deslinde de
responsabilidades. Y sobre todo, marcar un alto a prácticas tan deleznables como
ésta.
No
tenemos por qué mantener con dinero público, que pagamos con nuestros
impuestos, a gatilleros y mercenarios cibernéticos. Con los que se venden por
lentejas en sus medios, es más que suficiente.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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