UV: SE TERMINA EL PERIODO DE GRACIA
Como
es natural en los procesos de transición de poder y mando en una institución,
ya sea política o educativa, la llegada de nuevas autoridades genera amplias
expectativas por la renovación y el refresh
que esto supone.
Quien
arriba al puesto de mando renovado es generalmente bien recibido. Se le desean
parabienes y éxito, y hay una especie de euforia alrededor suyo, en mayor o
menor medida, según haya sido la manera como accedió al cargo.
Pero
este ambiente de alegría no suele durar mucho. El llamado “periodo de gracia”
para la nueva autoridad se agota pronto, por el desgaste que implican los
cambios que decide hacer, la manera en que los ejecuta y los efectos que
tienen.
Es
entonces que comienzan las críticas, las quejas, los señalamientos. Y es cuando
la nueva autoridad tiene que demostrar que está preparada para reaccionar ante
una crisis, que sus decisiones tienen un fundamento y su proyecto un objetivo
claro.
Esto
comienza a suceder en la Universidad Veracruzana. La designación de Sara Ladrón
de Guevara como rectora en agosto pasado fue aclamada por la comunidad
universitaria y por la sociedad en general, que recibió con sincero júbilo que
una mujer accediera por primera vez en la historia a la más importante posición
de esta casa de estudios.
Se
venía de un proceso de elección accidentado, en el que la Junta de Gobierno de
la UV recibió grandes presiones por parte de los grupos políticos contrarios al
entonces rector Raúl Arias Lovillo, que tenían en Víctor Adolfo Arredondo
Álvarez su carta para retomar el control de la Universidad. Hubo incluso un
intento de asonada porril para desestabilizar el proceso y reventar la
elección.
Al
final se tomó una decisión que dejó aparentemente complacidos a todos y que fue
vista, además, como una victoria de género, lo que le otorgó a la decisión el
plus de la corrección política.
Pero
empezaron los ajustes, los cambios, y por obvias razones, las inconformidades.
De acuerdo con varios señalamientos, a algunos directivos de la era Arias
Lovillo ni siquiera se tomaron la molestia de notificarles formalmente su
remoción, sino que se les comunicó vía email, algo totalmente irregular,
descortés y falto de sensibilidad.
Hay
un foco rojo, por ejemplo, en la Dirección General de Vinculación (DGV), donde
hay empleados que se quejan de malos tratos y hostigamiento laboral por parte
de la titular del área, Beatriz Lira. Además, integrantes del Centro de
Estudios de Género acusan que fueron literalmente echadas de un espacio que
ocupaban para trabajar, perteneciente a la DGV, sin que hasta la fecha se le dé
ningún otro uso, mientras ellas tienen que reunirse para trabajar en mesas
colocadas en la calle, lo que consideran contradice por completo ese discurso
de género que enarbola la nueva administración universitaria.
Sin
prejuzgar, es momento de que la rectora Sara Ladrón de Guevara tome al toro por
los cuernos y comience a dar respuestas, y sobre todo, soluciones reales a
éstos y otros problemas que sufre la UV. El momento de los aplausos terminó.
Llegó la hora de la faena.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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