SON LA PESTE
Fotografía: Twitter de @MarthaTagle |
Como se esperaba, finalmente en la Cámara de
Diputados se consumó el atraco del régimen de la mal llamada “cuarta
transformación” a los fondos que integraban 109 fideicomisos públicos que
proveían de recursos a rubros estratégicos para el país.
El “botín” que los diputados le entregaron al
gobierno de Andrés Manuel López Obrador asciende a más de 68 mil millones de
pesos que irán a parar al financiamiento de sus programas clientelares y obras
faraónicas en el peor momento de los últimos 25 años, en medio de una pandemia
feroz que ya ha dejado más de 82 mil muertos –si damos por bueno el desacreditado
y nada confiable conteo oficial- y una crisis económica para la cual la “4t” no
ha tenido más respuesta que la de culpar al pasado, al neoliberalismo y a los
propios mexicanos.
Sin mayor “argumento” ni “justificación” que
la pueril y gastada cantaleta del supuesto “combate a la corrupción” y a la
“discrecionalidad” en el uso de los recursos públicos, una mayoría de diputados
federales de Morena secundados por sus homólogos del Partido Verde y Encuentro
Social –auténticas lacras de la política-, dejaron sin dinero y al garete la
investigación científica, la educación de excelencia, la protección de
defensores de derechos humanos y periodistas en situación de riesgo, la
producción de cultura y hasta la atención de la población víctima de desastres
naturales. Esto, además, justo en la víspera de que un huracán golpeara la
península de Yucatán.
En realidad, lo último que se inhibe con esta
medida es la corrupción. Todos estos fideicomisos contaban con reglas de
operación y fiscalización que además eran públicas. Al desaparecerlos y
concentrar sus recursos en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se
promueve exactamente lo que juran combatir, pues a lo que se vuelve
precisamente es a la opacidad y particularmente a la discrecionalidad, que
queda de manifiesto en la promesa del régimen de que no van a dejar de
entregarse “apoyos” a la ciencia, la cultura, los deportes y las artes. La
única “salvedad” es que será el gobierno el que decida, bajo el criterio de la
“lealtad ciega” exigido por el presidente, a quién, cómo y en qué cantidad se
le suministran. Y cuidadito y alguien se queje.
Pero en el mundo real las cosas ya no
funcionan así. Al dirigirse a Mario Delgado, coordinador de la bancada de
Morena en la Cámara de Diputados –que con esta auténtica traición a los
ciudadanos se “ganó” la dirigencia nacional de su partido-, la investigadora
del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE, uno de los organismos
más afectados) Lorena Ruano sentenció que el esquema con el que el gobierno
dice que “compensará” la extinción de los fideicomisos simplemente no sirve.
Y añadió: “nos dicen que nos van a dar los
recursos. Sí, ¿y cómo los vamos a administrar multianualmente? No se pueden
hacer estos experimentos con el presupuesto de enero a diciembre. Eso no nos va
a servir de nada. ¿Cómo vamos a comprar material, cómo vamos a darle
mantenimiento a nuestros edificios, cómo vamos a compensar el presupuesto cada
vez más chafa que nos manda el gobierno federal?”, enfatizó la académica.
Pero no hubo razonamiento que valiera para
dar marcha atrás a lo que terminó siendo una grotesca simulación de los
diputados de Morena, que hasta a un Parlamento Abierto convocaron para engañar
a los investigadores haciéndoles creer que los tomaban en cuenta. Por cierto,
misma treta que aplicarán a activistas feministas que trabajan en una
iniciativa pro-despenalización de la interrupción del embarazo, a las cuales
emplazaron a un ejercicio dilatorio idéntico. “Nada más nos estuvieron dando
atole con el dedo”, acusó Lorena Ruano.
El golpe asestado a rubros que representan el
desarrollo humano y tecnológico de México se explica también en el desprecio
hacia el conocimiento científico y la conciencia crítica nada oculto del actual
régimen y de un presidente que tardó 14 años en concluir sus estudios universitarios,
mismos que admitió haber terminado “de milagro”.
Pero el asalto de la “4t” y sus compinches
está lejos de haber acabado. De última hora y a través de una tramposa reserva,
Morena incluyó en el dictamen la desaparición del Fideicomiso Fondo de Salud
para el Bienestar, que se destina para la atención de enfermedades graves en el
Insabi –o sea, los beneficiarios son los sectores de la población más pobres- y
cuyos recursos ascienden a 101 mil millones de pesos. Al momento de escribirse
estas líneas, la discusión se había detenido en San Lázaro porque llegó hasta
las agresiones físicas.
No cabe duda. Son una peste, quizás peor que la
de la pandemia.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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