LA “LEY BARRABÁS” Y LA VUELTA A LA DICTADURA PERFECTA
Fotografía: archivo |
Este 1 de octubre de 2020 sin duda tendrá que
ser considerado como un día histórico en México. Y como muchos de su historia, antigua
y reciente, no para bien.
Este jueves, la Suprema Corte de Justicia de
la Nación abdicó, por una mayoría de seis ministros serviles, a su función
sustantiva de ser garante de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos (CPEUM) y se entregó, sin disimulos, a la férula del Poder Ejecutivo,
representado por el presidente que, ya no cabe la menor duda, es el de la
regresión autoritaria de nuestro país: Andrés Manuel López Obrador.
Los ministros concedieron al Presidente de la
República la facultad legal de someter a la decisión de las masas –previa y
debidamente manipuladas a través de la propaganda, por supuesto- la aplicación
de las leyes de este país, abjurando de su obligación legal de hacerlas valer,
al decretar que su petición de someter a consulta popular el supuesto enjuiciamiento
de cinco ex mandatarios de la Nación es constitucional.
La ilegalidad de dicha consulta no necesitaba
de un análisis muy riguroso para entenderse. El artículo 21 de la CPEUM
establece claramente que “la investigación de los delitos corresponde al
Ministerio Público y a las policías, las cuales actuarán bajo la conducción y
mando de aquél en el ejercicio de esta función. El ejercicio de la acción penal
ante los tribunales corresponde al Ministerio Público”.
La pregunta planteada originalmente por el
Ejecutivo federal señalaba lo siguiente: “¿Estás de acuerdo o no con que las
autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables,
investiguen y, en su caso sancionen, la presunta comisión de delitos por parte
de los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León,
Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto antes,
durante y después de sus respectivas gestiones?”.
Como es evidente, la redacción del
cuestionamiento se contrapone directamente con el precepto constitucional antes
mencionado. Pero también resulta violatoria del principio de presunción de
inocencia, pues implícitamente expone como culpables de delitos a los
personajes señalados, sin investigación ni juicio de por medio. Y no es que
aquí se piense que no hayan incurrido en ilegalidades jamás, sino que no se
puede –o no se podía- condenar a nadie en México con base en creencias o
suposiciones.
El “argumento” toral esgrimido por los
ministros que se pronunciaron por la constitucionalidad de la consulta,
encabezados por el propio presidente Arturo Zaldívar, es que la ciudadanía
tiene “derecho” a que se le pregunte sobre las decisiones que atañen a la vida
pública. Pero bajo esa premisa, habría que exigir entonces que se nos consulte
si queremos pagar impuestos, por ejemplo. Es nuestro derecho, según la
“tremenda corte”.
Empero, la materia de dicha consulta –como
sucedió en el caso de la aún más arbitraria del aeropuerto de Texcoco- entra dentro
de lo que el teórico del Derecho Luigi Ferrajoli denomina como “la esfera de lo
indecidible”, que es el “conjunto de principios que, en democracia, están
sustraídos a la voluntad de las mayorías”.
Explica Ferrajoli que “la representación
política, aunque legitima a las funciones de gobierno –es decir, a las
actividades de innovación y transformación del derecho, siempre respetando a la
Constitución– no habilita para la interferencia en la esfera de lo indecidible:
la política, en suma, y específicamente los gobiernos y las mayorías políticas,
no pueden condicionar a las funciones de garantía, como lo es típicamente la
judicial”. O dicho en las palabras del ministro Javier Laynez Potisek al
pronunciarse en la sesión del pleno de la Corte de este jueves: “la justicia no
se consulta”.
Los demás ministros sabían bien que lo que
estaban haciendo era doblegarse ante el poder del Ejecutivo pisoteando la
Constitución, así que para curarse en salud decidieron cambiar la redacción de
la pregunta de la consulta por una bastante ambigua y que, si se le quiere ver
así, lleva “jiribilla” porque podría serle aplicable también a quienes
gobiernan actualmente: “¿Estás de acuerdo o no con que se lleven a cabo las
acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal para emprender
un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años
pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los
derechos de las posibles víctimas?”.
Es tan general e indeterminado el
planteamiento de la nueva pregunta, que termina diluyéndose su sentido, que
puede ser aplicable a cualquier cosa. No por nada ya comenzó a motejársele como
la “Ley Barrabás”, pues la Corte ni le dijo que no al presidente ni le dijo del
todo que sí. Como el personaje bíblico Poncio Pilatos, se “lavaron las manos”,
dejaron en libertad al ladrón y entregaron al “salvador” a la turba para que lo
crucifique.
Pero en los hechos, los togados hicieron
exactamente lo que López Obrador quería: le abrieron el candado para que salga
abiertamente a hacer campaña a la par de los candidatos de Morena a las
diputaciones federales con un mismo eslogan: el “juicio” a los ex presidentes,
mismo que aparecerá junto a las boletas electorales de los comicios intermedios
del 6 de junio de 2021. La pregunta es lo de menos. Porque además, nunca van a
llevar a juicio a ningún ex presidente. Al tiempo.
Sin embargo, el daño que se le hizo al orden
constitucional del país es gigantesco. La división de poderes quedó derruida y
la aplicación de la ley constreñida a la voluntad de un solo hombre bajo la
engañifa de la “democracia participativa”. Es la vuelta a lo que el premio
Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa llamó hace tres décadas “la dictadura
perfecta”, por el disfraz democrático de un régimen realmente autocrático.
Un 2 de octubre de 1968 comenzó el lento pero
inevitable proceso de desmantelamiento del régimen autoritario
postrevolucionario. Y resulta sumamente irónico que un 1 de octubre, 52 años
después, haya comenzado formal, política e históricamente su restauración.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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