FALACIAS DEL RESENTIMIENTO
Fotografía: Twitter de @leonugo |
Desde que asumió el poder, el presidente
Andrés Manuel López Obrador y sus personeros han impulsado una narrativa de
justificación de la destrucción de todas aquellas instituciones creadas en el
pasado mediato bajo el argumento de que son “corruptas”, “conservadoras” y
“neoliberales”, sin aplicar matices ni distinciones.
Bajo esa lógica maniquea, todo lo construido
anteriormente –incluso si ellos mismos participaron de ello- fue necesariamente
malo y con la “4t” ha llegado la “redención” –o la moralización, como ha dicho
literalmente López Obrador- de la vida pública.
Pero un rasgo que también es reiterado del dogma
lopezobradorista y que quizás es el que más ha permeado entre su base de
seguidores y todos los que giran a su alrededor -y que les sirve como línea
discursiva-, es aquel que enfatiza el resentimiento y la revancha como polea de
buena parte de las decisiones que se toman en el gobierno de la mal llamada
“cuarta transformación”.
Uno de los ejemplos más claros es lo que se
vive en el terreno de la ciencia. Desde su nombramiento como directora del
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla
ha caracterizado su gestión por el prejuicio ideológico, tildando de
“neoliberal” a la ciencia que apuesta por el desarrollo tecnológico global en
lugar de la tradición comunitaria, con una visión completamente limitada,
parcial y cerrada que, en concordancia con la política “austericida” del
gobierno al que sirve, se ha dedicado a recortar todos los recursos posibles a
diversos programas de apoyo a estudiantes, académicos e investigadores que para
el morenato son prescindibles. Política ultraneoliberal, valga decir.
Fotografía: archivo |
En esa lógica quedó inscrita la saña contra el
Conacyt en particular, al cual los diputados federales de Morena y sus aliados aprobaron
desaparecerle 65 fideicomisos por un monto total de 24 mil 956 millones 674 mil
277 pesos, dejando al garete cientos de proyectos y a miles de científicos que
los investigaban, desarrollaban y aplicaban. Y en lugar de oponerse, Álvarez-Buylla
aplaudió la destrucción del sector que dice encabezar.
La justificación ya la conocemos: la
pretendida corrupción cometida a través de fideicomisos supuestamente opacos
que no rendían cuentas, “speech” que los investigadores han demostrado que es
falso pero que, en la inercia de la propalación de noticias falsas y la
construcción de la “posverdad” abrazada por este gobierno, su aparato
propagandístico usa indiscriminadamente como línea argumentativa en redes
sociales para atacar a los críticos de la medida.
Pero si el tema de los fideicomisos dejó en
claro que la ciencia, la cultura, los derechos humanos y la libertad de
expresión no tienen importancia en este sexenio, la decisión del Conacyt de
retirar el estímulo del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) para los
divulgadores de la ciencia de instituciones privadas como la Universidad
Iberoamericana –con todo y que su rector, David Fernández, es un abierto
simpatizante de López Obrador- y el Instituto Tecnológico Autónomo de México
(ITAM), demuestra que la política pública en la materia está basada en una animosidad
irracional contra todo aquello que provenga del sector privado y/o empresarial.
“Tienen lana, que lo paguen ellos” es parte
de la cantaleta proveída a los jilguerillos oficiosos del régimen –incluidos
los insertos en el mundo de la academia-, ignorantes de la manera en la cual funcionan
los estímulos del SNI y las implicaciones de una decisión que no solo afecta a
los académicos, sino a numerosos proyectos de investigación de diversos campos
que eran financiados a partes iguales entre el Conacyt y las instituciones
educativas. Tan solo en la Iberoamericana, más de 200.
Lo más grave es que ante la sinrazón, la
única respuesta oficial –y oficiosa- son falacias desde el resentimiento de
quienes no superan los traumas provocados por su adoctrinamiento trasnochado y
retorcido.
Fotografía: Twitter de @leonugo |
La
jauja militar
El presidente López Obrador acusa de
“defensores de la corrupción” a quienes critican la desaparición de los
fideicomisos para ciencia, cultura y derechos humanos. Pero al mismo tiempo aumenta
de manera histórica los recursos para las fuerzas armadas… a través de
fideicomisos que no tocó ni por equivocación.
Así los “progresistas” cuatreros.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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