LA RECESIÓN QUE VIENE
Fotografía: Gobierno del Estado de Veracruz |
Contra las cifras alegres que todos los días maneja
el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en Veracruz el secretario
de Finanzas y Planeación, José Luis Lima Franco, tiene otros datos. Nada
halagüeños, valga decir.
Entrevistado por la periodista Claudia
Montero para el portal informativo Al Calor Político, el funcionario estatal
admitió lo que en palacio nacional niegan con vehemencia: que la economía del
país –y por ende, la de Veracruz- pende de un hilo.
Lima Franco refirió en la entrevista que el
principal problema de las finanzas de la entidad es la absoluta dependencia que
se tiene de las participaciones federales, pues de los 129 mil millones de
pesos de su presupuesto anual, 120 mil corresponden a esta fuente.
Y advirtió: “el problema es que si esa bolsa
disminuye por una desaceleración de la economía mexicana o estadounidense y que
bajen nuestras exportaciones, (…) sí nos pega”. Y a la pregunta de la
periodista “¿eso pudiera ocurrir”?, el funcionario reconoció: “sí. Eso pudiera
pasar”.
No es que Lima Franco esté descubriendo el
agua tibia. Esta misma semana, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó
su pronóstico de crecimiento para México respecto de su previsión de abril,
estimando que este año no se irá más allá de un ínfimo 0.9 por ciento, lo que
representaría, de ser acertado el cálculo, que la actividad económica registre la
menor expansión económica de la última década. Anuncio que provocó la ira del
titular del Ejecutivo federal.
La base de esta estimación se encuentra en
las Expectativas Económicas Mundiales del FMI, en donde se menciona el impacto
de “la incertidumbre en torno a las políticas públicas y el futuro del
comercio, el deterioro de la confianza y el aumento de los costos del
endeudamiento que podrían seguir creciendo tras la reciente rebaja de la
calificación soberana” para México.
Cobra mayor sentido que esta misma semana, el
Gobierno de Veracruz haya presentado apresuradamente ante el Congreso del Estado
una iniciativa para refinanciar o reestructurar la deuda pública estatal, que
parece más un intento desesperado por blindar las finanzas estatales ante las
advertencias sobre una probable tormenta financiera.
En el documento entregado por la
administración estatal a la Legislatura local están las claves que sustentan
ese análisis: “habiéndose llevado a cabo una revisión exhaustiva de la
estructura de la Deuda Vigente de Largo Plazo del Estado, se ha llegado al
conocimiento de que, dada la situación actual del mercado, es viable mejorar
las condiciones crediticias, en términos de costo, equilibrio del servicio de
la deuda y un uso más racional de las fuentes de pago del estado”.
Ello implica que como la situación actual no
es la mejor, en el gobierno estatal se vieron obligados a buscar mejorar las
condiciones del pago de la deuda, como se plantea en los propios objetivos de
la reestructuración: “alcanzar una estructura de deuda más flexible y
eficiente; reducir el costo actual de la deuda pública; mejorar las condiciones
contractuales de los financiamientos; establecer un servicio de la deuda mejor
equilibrado que libere flujos de efectivo que permitan fortalecer las
inversiones prioritarias del estado”, según se establece en el documento que ya
se analiza en el Congreso local.
Asimismo, se plantea la “contratación de
coberturas de tasas de interés conocidos como CAP’s, instrumentos derivados de
intercambio de tasas conocidos como SWAP’s y cualquier otro tipo de instrumento
de cobertura, hasta por el plazo que se requiera conforme a los nuevos
financiamientos, con instituciones del sistema financiero mexicano que ofrezca
las mejores condiciones de mercado”.
De
acuerdo con la definición de ambos instrumentos financieros, los CAP’s son
“opciones de tipo de interés máximo para personas físicas y jurídicas que protegen
contra la subida de tipo de interés por encima de un tipo máximo fijado al
inicio, por un tiempo determinado, a cambio de una prima”.
Mientras
que los SWAP’s representan una “permuta financiera de tipo de interés para determinadas
personas jurídicas”, cuya función es “cambiar un tipo de interés variable por
un tipo fijo. En cada periodo, si el tipo fijo es superior al tipo variable, el
cliente paga la diferencia. En caso contrario, es el banco el que la paga. En
caso de cancelación anticipada, el producto se cancelará a mercado y podrá
suponer liquidaciones negativas para el banco o para el cliente”.
O
dicho en términos llanos, el gobierno busca contratar seguros contra las tasas
de interés, pues si se recortan las participaciones, como aceptó Lima Franco
que puede ocurrir, no va a ser posible pagarlas. En los hechos, se están
adelantando a una probable recesión.
Que
por supuesto, nadie en la “4T” va a aceptar. Para eso, tienen otros datos.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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