DUARTE VA PARA AFUERA
Fotografía: archivo |
Inexorablemente,
se cumplen las condiciones para lo que ya parece estar más que cantado: que el
ex gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa recupere su libertad y los
bienes que dice que no son suyos.
Aunque
usted no lo crea, este lunes se dio a conocer que desde la semana pasada un
juez de control ordenó suspender la sentencia de nueve años de prisión que le
fue dictada a Duarte en octubre de 2018, en tanto se resuelve el amparo
interpuesto por el ex mandatario en contra de la misma.
Así
que en este momento, la situación legal de Duarte de Ochoa se reduce a una mera
prisión preventiva, que podría concluir si el juez determina concederle la
protección de la justicia federal al considerar que la sentencia impuesta no
estuvo apegada a derecho, como alega la defensa del aún reo del Reclusorio
Norte de la Ciudad de México.
Duarte
y sus abogados sostienen que las pruebas bancarias en las que se sustenta la
acusación promovida por el Servicio de Administración Tributaria para imputarle
los delitos de lavado de dinero y asociación delictuosa fueron obtenidas de
manera ilegal, por lo cual buscan que la sentencia sea anulada, lo que
significaría que ya no habría materia para mantenerlo preso.
Por
supuesto que ello no quiere decir que Duarte sea inocente. Claramente no lo es.
Pero sería suficiente para que el peor gobernador de la historia de Veracruz y
quizás de México se vaya muy tranquilo y contento a disfrutar del saqueo que le
propinó al estado que sumió en el horror. Ni siquiera necesitaría transitar los
otros caminos que ha abierto con su estrategia legal y mediática.
Y
se ve muy seguro de su apuesta. En una más de las entrevistas que las
autoridades le han permitido conceder desde su reclusión, Duarte de Ochoa le
declaró al periodista José Ortiz Medina que “en unos meses más” saldrá de la
cárcel, mientras que desestimó los procesos que le tiene abiertos en Veracruz
la Fiscalía General del Estado por desaparición forzada: “esos están papita”, se burló.
Como
se ha burlado todo el tiempo de todos. Porque al privilegio de conceder
entrevistas hay que sumarle -de acuerdo con lo descrito en la entrevista que le
dio a José Ortiz- que vive como rey dentro de la cárcel. Hasta se dio el lujo
de invitarle a comer lechón y pastel al periodista.
¿Será
que a los reos comunes, los que no tienen el dinero que Duarte dice no tener, también
les provean las exquisitas viandas que con cinismo y desparpajo disfruta a
costa del sufrimiento que le provocó a miles y miles de veracruzanos en su
infausto sexenio?
Duarte
va para afuera en breve. Debe estar contento con la llamada “cuarta
transformación”. Y con eso de que hasta Andrés Manuel López Obrador alguna vez
lo consideró un “chivo expiatorio”, en una de ésas, lo hacen senador o diputado.
El tirano enseñó los
dientes
Negro
es el panorama para las libertades civiles y los derechos ciudadanos cuando el
presidente de México exige a la prensa “tomar partido”, ataca a la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos y le corta la cabeza a un funcionario por
expresar su desacuerdo con el desmantelamiento de los instrumentos de medición
de la eficacia del gobierno.
El
tirano enseñó los dientes.
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aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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