¿Y SI PIERDEN LA DE DOS?
Fotografía: Formato 7 |
Señales de alarma se prendieron en el primer círculo del
duartismo con la postulación de Miguel Ángel Yunes Linares en la posición
número uno de la lista de candidatos plurinominales a diputados federales del
PAN por la Tercera Circunscripción electoral del país, lo que le concede el
pase automático a San Lázaro a partir del próximo 1 de septiembre.
Con Yunes Linares como diputado federal, todas las
irregularidades cometidas por el gobierno que encabeza Javier Duarte de Ochoa
serán expuestas en la tribuna legislativa, donde el grupo gobernante en
Veracruz no podrá imponer ninguna mayoría aplastante para evitar el escrutinio
público al mal manejo que ha hecho de los recursos del estado, a diferencia de
lo que hace con “sus diputados” en el Congreso local.
Y desde ahora, puede usted anotar a Miguel Ángel Yunes
Linares como uno de los más fuertes aspirantes a la candidatura de Acción
Nacional a la gubernatura en 2016, con todo y que sea sólo por dos años. Su
alianza con el grupo de Gustavo Madero, por la cual será diputado federal este
año, también puede ser el trampolín que necesitaba para desarmar a sus
oponentes en el PAN veracruzano, que o están bastante quemados o tienen
arreglos inconfesables con el duartismo-fidelismo.
Y más allá de las querencias y malquerencias, de los
odios y fervores que un personaje como Yunes Linares provoca, lo que no se le
puede negar es que es un hombre popular, con
arrastre electoral (sólo habría que revisar sus números en la elección
de 2010), y que cuenta con un importante número de seguidores y de operadores
por todo el estado.
Éstos se encuentran no solamente en el PAN, sino también
dentro del propio Partido Revolucionario Institucional e incluso, en la
estructura misma del gobierno estatal.
No faltará quien señale que Yunes Linares ya perdió la
elección de 2010 con Javier Duarte, quien no tenía (y hasta la fecha, anda por
las mismas) carisma, discurso ni tablas políticas. Sólo que en aquel entonces
la contienda fue en realidad contra Fidel Herrera Beltrán, quien hizo valer el
que estaba “en la plenitud del pinche poder” e impuso como sucesor a alguien
que jamás habría ganado una elección por méritos propios.
Las circunstancias son muy diferentes ahora. Javier
Duarte no es Fidel Herrera. Y el priismo veracruzano está profundamente
dividido y agraviado por los herederos de la fidelidad, que sólo le aprendieron
las malas mañas a su maestro, pero no tienen su talento, visión y capacidad
política, que también hay que reconocérsela.
Si el duartismo llegara a imponer, como es su intención
más que manifiesta, a Alberto Silva Ramos como candidato del PRI a la
gubernatura en 2016, ¿con qué tamaños le haría frente a alguien como Yunes
Linares? ¿Con diatribas infantiles en Twitter, como acostumbraba cuando fungió
como coordinador de Comunicación Social estatal?
Para ganar una elección estatal se requiere mucho más que
eso. Y si no lo logran, toda la farsa legaloide que hicieron para acomodarse a
su gusto e interés las leyes veracruzanas, que gane quien gane la entidad sale
perjudicada con un infame e inútil periodo gubernamental, habrá sido un fiasco.
Además, que tengan en cuenta que, según dice aquel viejo
cuento infantil, el burro tocó la flauta sólo una vez.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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