GENERACIÓN POLÍTICA PODRIDA
Fotografía: CUARTOSCURO |
Gobierna
en México una nueva casta de políticos que por su edad –ninguno sobrepasa los
50 años– representan lo que se ha dado en llamar el relevo generacional de la
clase gobernante en el país.
Tres
de estos políticos se caracterizan por su despotismo, su animadversión contra
la libertad de expresión y el periodismo crítico, y por los aires de grandeza
con que se conducen, sin que nadie pueda osar cuestionarlos.
En
Puebla gobierna Rafael Moreno Valle Rosas, nieto de otro ex mandatario de esa
entidad. Para este hombre –nacido políticamente en las filas del PRI y converso
panista mientras le resulte conveniente– ser gobernador representó siempre casi
como un derecho de sangre.
Y
aprovechó muy bien un momento singular en Puebla, en el que la población estaba
cansada de la brutal corrupción en el gobierno del infausto Mario Marín Torres.
Moreno Valle se presentó como una alternativa de cambio que la sociedad poblana
quiso ver como tal, a pesar de que toda su carrera la había hecho dentro del
mismo régimen que ahora combatía, no por convicción democrática, sino por haber sido desplazado
de los repartos de poder.
Ya
instalado en el gobierno, Moreno Valle demostró ser igual, o peor, que sus
antecesores. El revanchismo político, la represión a la crítica y la
disidencia, los grandes negocios para los amigos al amparo del poder, han sido
la marca de su gobierno, autoritario como el que más. Para muestra, el
asesinato de un niño a manos de la policía estatal durante una manifestación el
año pasado, y el reciente encarcelamiento de estudiantes de la BUAP por haber
cometido el “delito” de manifestarse durante una visita a la capital de ese
estado del presidente Enrique Peña Nieto, quien ve en Moreno Valle su carta
para jugar en el PAN la sucesión en 2018.
Otro
“ínclito” miembro de la nueva casta gobernante es el mandatario chiapaneco
Manuel Velasco Coello, quien arribó al poder en esa entidad abanderado por el
PRI y el Partido Verde Ecologista. Muy joven, con tan sólo 34 años, hijo de un
ex gobernador de ese estado, sigue al pie de la letra el “guión” con el que se
impulsó la carrera política del hoy Presidente de la República: toneladas de
mercadotecnia y propaganda, pública o embozada, para promover su imagen, muchas
veces más allá de lo que la ley permite. Hasta prometida telenovelera le
consiguieron. La fórmula peñista al pie de la letra.
Velasco
Coello encaja en la definición de lo que en la actualidad se llama un “mirrey”:
un junior acaudalado, rubio, déspota y fatuo, que como Moreno Valle, se cree
emperador de su terruño y con derecho de tratar como basura a sus
colaboradores, lo que quedó de manifiesto en un video en el que el gobernador
chiapaneco abofetea a uno de sus empleados durante un acto público. Este
personaje sigue la ruta para buscar ser Presidente de México en 2018.
El
tercero de ellos no aspira a ser Presidente de México. Casi que ni siquiera a
continuar en la política una vez que concluya su encargo como gobernador. Pero
comparte con los dos personajes antes aludidos su odio a los periodistas y a
los críticos, se cree intocable y ha dilapidado los recursos del estado hasta
endeudarlo de una manera monstruosa, producto de una pésima administración.
Durante
su gobierno el periodismo ha vivido la peor andanada de ataques en su contra de
la historia, con diez reporteros asesinados y cinco desaparecidos. El estado
que gobierna está en bancarrota, pero el grupo en el poder vive una vida de
privilegios y derroche.
Por
supuesto que la referencia es al gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa,
cuya aspiración política es colocar un sucesor a modo en el gobierno estatal,
que le cuide las espaldas y no proceda penalmente en su contra una vez que
entregue la gubernatura.
Sin
duda, una generación política podrida.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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