EL NÚMERO 11
Se
confirmó lo que ya se temía desde hace varios días, pero que hasta el último
momento se quiso descartar, más por esperanza que por certeza o confianza en la
actuación de la autoridad en Veracruz. Moisés Sánchez Cerezo está muerto.
Tres semanas después de su desaparición y en buena parte debido a la presión
ejercida por medios y periodistas independientes no alineados con el gobierno
de Javier Duarte, la Fiscalía General del Estado confirmó el hallazgo del
cuerpo del reportero y activista del municipio de Medellín, en un paraje de una
demarcación vecina, Manlio Fabio Altamirano.
De acuerdo con información que circuló durante el fin de semana, el cuerpo
encontrado presentaba signos de haber sido torturado por sus verdugos.
Además, fue cercenado, en un acto de barbarie demencial.
Este nuevo crimen pone contra las cuerdas al gobierno de Javier Duarte de
Ochoa. Su indolencia, desinterés y abierto desdén hacia el periodismo y la
libertad de expresión ha completado ya una oncena trágica en Veracruz, donde no
hay condiciones para el ejercicio informativo libre.
Al no garantizar la libertad de prensa, expresión e información, el gobierno
veracruzano contribuye a lacerar estos derechos de los habitantes de la
entidad. Y coloca en una situación de absoluta indefensión a todos quienes nos
dedicamos a esta profesión.
Porque nadie está a salvo. Todos los trabajadores de la información estamos en
riesgo, incluso los que sirven al régimen y denuestan por arrogancia o consigna
a sus compañeros. No hay "fuero periodístico" que valga. Aunque se
crean intocables. La experiencia ya ha demostrado que no es así.
Según el detenido y supuesto homicida confeso, sobre cuya declaración la
Fiscalía sustenta su caso, un ex policía municipal, Moisés Sánchez fue
asesinado el mismo día de su plagio a causa de sus denuncias contra la acción
del crimen organizado en Medellín, y señala al alcalde panista Omar Cruz Reyes
como responsable intelectual del homicidio. ¿Seguirá el gobierno duartista
negando que Moisés hacía periodismo?
En el inicio del quinto año de su sexenio, el duartismo confirma ser letal para
la prensa. Sus justificaciones son pueriles y absurdas. La verdad es que a las
autoridades de todos los niveles les importa un comino la degradación de la
vida cotidiana en el estado de Veracruz, que pasa necesariamente por inhibir la
libertad de expresión e información.
No podía esperarse otra cosa en un estado donde se agrede consuetudinariamente
a quien hace periodismo, ya sea bloqueando el acceso a los medios de
comunicación a los periodistas críticos, hackeando los portales informativos
que publican notas incómodas -este fin de semana le tocó a la agencia SPI
Noticias, que recibió un ataque cibernético- u hostigando por la vía de correos
apócrifos a quienes Javier Duarte -quien se ocupa personalmente de ello-
considera sus "enemigos".
La impunidad es el hilo conductor de la espiral de violencia y corrupción que
desangra a Veracruz. Y el grupo gobernante a eso le apuesta.
Pero algún día, de una u otra forma, la justicia los alcanzará. Sin falla.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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