SANGUIJUELAS PRESUPUESTALES
La
semana pasada fue Andrés Manuel López Obrador con su Morena. Ahora tocó turno al yunquista ex dirigente
nacional del PAN Manuel Espino acudir
ante el IFE para solicitar el registro como partido político nacional de su
asociación Concertación Mexicana.
¿De
verdad necesitamos más partidos políticos en México? La verdad es que no. Y no
porque los existentes representen la mejor opción para los ciudadanos, sino
porque en los hechos, todos buscan y hacen lo mismo: el poder por el poder, y a
costa de principios y valores democráticos. ¿Para qué querríamos más?
La
política electoral en México se ha convertido en una suerte de tianguis de
ambulantes, al que cada vez llegan más vendedores a querer engatusarnos con
mercancía pirata o robada. De la misma manera, los políticos que figuraron en
tal o cual partido y que ya no tienen cabida en éstos, con la mano en la
cintura se llevan consigo sus canicas y ponen su propio changarro, en donde son
amos y señores.
Si
hace 40 años era menester abrir el espectro político en México, que se centraba
de manera hegemónica en el PRI y le concedía espacios en migajas a sus partidos
satélites o al PAN, la realidad ahora es diferente. Nos han atiborrado de negocios
particulares que en nada sirven a la democracia, que únicamente medran del
erario y no representan ni a los vecinos de su colonia.
¿De
qué le sirve a la izquierda dividirse en cuatro partidos? De nada. Se hará más
pequeña, su presencia e influencia se minimizará. Pero eso sí, López Obrador
tendrá en dónde ser amo y señor sin que nadie ose cuestionar su palabra. Y
además, probará las mieles de tener su propia franquicia y manejar a placer su
presupuesto, nada despreciable por cierto, como ya lo hacen Los Chuchos en el
PRD, Dante Delgado en Movimiento Ciudadano y Alberto Anaya en el PT.
Lo
mismo va para Espino. Concertación Mexicana será una comparsa del PRI al estilo
del PVEM, sólo que de derecha radical. Para cachar quizá a los que se salieron
de Acción Nacional en la última desbandada.
En
el ámbito local también tenemos ejemplos de estas sanguijuelas: partiditos como
el AVE del ex convergente Alfredo Tress, o el Cardenista (don Lázaro se
volvería a morir si viera cómo se distorsiona su legado) de Antonio Luna. Rémoras
que buscan servirse alquilándose al mejor postor en época electoral.
Urge
regular y hacer más estrictos los requisitos para crear un partido. O bien,
otorgarles presupuesto hasta después de que participen en un proceso electoral
y demuestren que de verdad representan a alguien más que a sus ambiciosos
líderes.
Twitter: @yeyocontreras
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