#LEYCENSURA: EL ZARPAZO FINAL
Desde que asumió el poder el morenato
obradorista hace poco más de seis años, uno de sus principales objetivos fue
limitar la libertad de expresión en redes sociales y medios de comunicación.
Ello fue patente y explícito desde el mismo
comienzo del régimen. La estrategia de denostar sistemáticamente a todos los
críticos desde el “púlpito” presidencial mañanero, la toma por asalto de los
medios públicos para convertirlos en vergonzosos difusores de propaganda del
más ínfimo nivel y la promoción –con recursos públicos- de aduladores,
textoservidores, youtubers, bots y troles replicadores de las versiones
oficiales –por inverosímiles e idiotas que fuesen-, contaminó hasta grados
irreversibles el intercambio público, con el objetivo de apoderarse de la
narrativa e imponer la visión gubernamental.
Durante el sexenio de Andrés Manuel López
Obrador se horadó la estabilidad de medios y periodistas críticos, a quienes
les aplicaron la máxima lopezportillista del “no pago para que me peguen”, como
si el presupuesto de comunicación social fuera para pagar paleros en lugar de
para rendir cuentas e informar sobre las acciones del gobierno, además de que
se les expuso al escarnio y el linchamiento público desde las conferencias
presidenciales matutinas, que también se financian, hasta la fecha, con
recursos públicos.
López Obrador selló su legado autoritario
ordenando, luego de la elección de Estado de junio de 2024, la desaparición de
todos los organismos que limitaban –con sobrada razón- el poder descontrolado
del gobierno central y lo obligaban a rendir cuentas, especialmente el
Instituto Nacional de Acceso a la Información y el Instituto Nacional de
Telecomunicaciones, lo que ha implicado un retroceso de proporciones
históricas, que nos deja a los ciudadanos en una condición de indefensión que
no se conocía desde principios de la década de los 90. Aunque hay quien la
ubica en la circunstancia del México de los años 50.
Precisamente, tras la desaparición del
Instituto Nacional de Telecomunicaciones, que regulaba a los medios
electrónicos y al espectro radioeléctrico, el régimen se vio obligado a
encontrarle un sustituto rápidamente. Pero no uno que gozara de autonomía como
el “difunto” IFT, sino uno que estuviese totalmente controlado por el gobierno.
Eso mismo es la Agencia de Transformación
Digital y Telecomunicaciones (ATDT), el organismo contemplado en la iniciativa
de nueva Ley en Materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión enviada al
Congreso de la Unión por Claudia Sheinbaum, que este jueves fue aprobada en
comisiones del Senado sin moverle una coma, y que pretenden sacar sin mayor
discusión a principios de la semana entrante.
Una
de las funciones que se le confieren a la Agencia es la de “bajar el switch” a
las concesiones de radio y televisión comercial, para lo cual, les vino “como
anillo al dedo” la extraña y muy “oportuna” difusión de propaganda
antiinmigrante del gobierno de Estados Unidos en Televisa/Nmás y TV Azteca este
fin de semana. Potestad que, valga hacer la precisión, siempre ha tenido el
Estado mexicano, aunque nunca la ha usado contra los principales consorcios de
comunicaciones del país.
Pero el punto central es otro. La iniciativa
de marras establece, en su artículo 109, que “las autoridades competentes
podrán solicitar la colaboración de la Agencia para el bloqueo temporal a una
plataforma digital, en los casos en que sea procedente por cumplimiento a
disposiciones u obligaciones previstas en las respectivas normativas que le
sean aplicables. La agencia emitirá los lineamientos que regulan el
procedimiento de bloqueo a una plataforma digital”.
Esto
no significa otra cosa que el gobierno se arroga la facultad de ejercer, de
manera discrecional y hasta arbitraria, la CENSURA contra las “benditas redes
sociales”, cuya narrativa cada vez le resulta más difícil controlar; y contra
los medios informativos digitales. De la misma manera que sucede en países como
Rusia, Corea del Norte, China y Venezuela –aunque se revuelquen por la
comparación-, cuyos gobiernos han aplicado esa medida para acallar críticas y
aplastar las voces de oposición.
Según Claudia Sheinbaum, no hay intención de
ejercer censura y que más bien “hay una redacción ahí que tiene que ver con
plataformas digitales, en todo caso hay que corregir la propia redacción”.
Eso lo dijo por la mañana de este jueves. Pero el dictamen de la iniciativa se
votó y aprobó por la tarde, sin modificarle absolutamente nada. Lo que buscan
es muy claro.
El periodista Daniel Moreno Chávez lo
sintetizó muy claramente en su cuenta de X: “Por años presumieron que eran
todos unos demócratas. Hablaban de libertad de expresión, defendían el
periodismo y las redes sociales, crearon medios, escribieron hartos textos… El
tiempo ha probado que eran solo autoritarios sin poder”.
La #LeyCensura, como ya se le motejó, se
trata, sin exagerar, de la amenaza más abierta y grave contra la libertad de
expresión en México de los últimos 50 años. El “zarpazo” que le faltaba al
régimen para terminar de demoler la frágil y fallida democracia de este país.
Email: aureliocontreras@gmail.com
X: @yeyocontreras
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