ELECCIONES, VIOLENCIA Y CRIMEN
En un clima de incertidumbre y en medio de
una violencia que el gobierno del estado de Veracruz prefiere no voltear a ver
y en cambio minimizar, comenzaron formalmente las campañas del proceso
electoral municipal por el que se renovarán los 212 ayuntamientos de la
entidad.
Una veintena de aspirantes a cargos edilicios
han denunciado haber sido víctimas de amenazas y varios han incluso renunciado,
mientras que el gobierno y la propia titular del Ejecutivo estatal, Rocío Nahle
García, lo menos que han hecho es tirarlos a locos. Incluso, los han
ridiculizado, acusándoles de hacerse las “víctimas”.
Pero la realidad que no se quiere asumir –por
omisión o complicidad- es que el crimen organizado también participa en la
elección y su manera de hacerlo es a través de la violencia.
Desde el año pasado algunos aspirantes a
presidencias municipales fueron agredidos y otros asesinados. Incluidos
simpatizantes y/o militantes de Morena, el partido oficial, cuyos dirigentes, para
no “incomodar” a las autoridades estatales emanadas de ese mismo instituto
político, hicieron mutis y prefirieron “descartar” que los ataques se debiesen
al tema político-electoral.
A eso hay que añadir la violencia que, sin tener
que ver directamente con las elecciones, azota a todo el territorio
veracruzano, donde todas las semanas hay ataques directos para cometer
homicidios, algunos por cobros de “piso” que las víctimas se negaron a pagar,
otros por causas diversas, pero que al final tienen el mismo efecto: miedo,
inestabilidad y zozobra.
No es nuevo que el crimen organizado busque
influir en temas electorales colocando candidatos y haciendo a un lado a
aquellos que no respondan a sus intereses. Pero que las autoridades de plano se
laven las manos y a pesar de los hechos sangrientos que ocurren en todos lados,
se atrevan a decir que Veracruz está “tranquilo”, va más allá de cualquier
adjetivo.
El interés de los criminales por controlar
los gobiernos municipales tiene que ver fundamentalmente con intervenir los
cuerpos de seguridad locales para que no interfieran en sus actividades
delictivas, e incluso “trabajen” para estos mismos grupos. Pues bien, a eso
ahora hay que sumar que a la par de la elección de ayuntamientos, también
iniciaron formalmente las campañas para la elección de jueces y magistrados del
Poder Judicial del Estado de Veracruz, área en la que los delincuentes tienen
especial interés. Quizás hasta mayor.
Colocar como juzgadores ya no solo a personas
afines, sino abiertamente a representantes de los intereses de los criminales,
con todo lo que eso implica, es ahora una posibilidad real ante la pifia
histórica del régimen de la mal llamada “cuarta transformación” de someter a
una elección a población abierta cargos a los que se llegaba por competencias,
por conocimientos y trayectoria, por lo sensible de sus encomiendas.
Y esto no se reduce a una mera especulación.
En el proceso de elección de juzgadores para el Poder Judicial de la Federación
fue reconocido por el propio Senado que se les “colaron” –si les queremos creer
que fue un “error”- perfiles que no cumplen con el requisito de “probidad”, por
la simple y sencilla razón de que han sido –o siguen siendo- defensores de
narcotraficantes y hasta de violadores sanguinarios de derechos humanos.
Si eso pasó a nivel federal, imagínese a
nivel local, donde la pandilla que gobierna Veracruz –y que extrañamente dice
que aquí no pasa nada- se despachó con todas las candidaturas de juzgadores.
Pues a partir de hoy, comenzaron las campañas
de ambos procesos a nivel local. Sálvese quien pueda.
Trece
años de impunidad
Si Regina Martínez viera cómo la usan para
sus agendas políticas, les escupía en la cara. Que la justicia
llegue para ella algún día.
Email: aureliocontreras@gmail.com
X: @yeyocontreras
Comentarios
Publicar un comentario