LOS BUFONES DE PALACIO
Fotografías: tomadas de la web |
Contrario a la apariencia de apertura hacia
los medios de comunicación que se pretende dar con las conferencias de prensa
diarias en palacio nacional, al régimen de la autodenominada “cuarta
transformación” lo último que le interesa es tener intercambios productivos a
partir de la crítica y la autocrítica. Lo suyo, y existen sobrada evidencia, es
la propaganda.
Es por esa razón que una estrategia que le dio
buenos resultados a Andrés Manuel López Obrador cuando fue jefe de Gobierno de
la Ciudad de México, pues fijaba la agenda diaria y se la ganaba a la
administración de Vicente Fox, se ha convertido en un lamentable circo con él
en la Presidencia de la República.
Cada vez tienen mayor espacio en las
“mañaneras” más individuos que, usurpando la personalidad y el trabajo de los
verdaderos periodistas, van a robar espacio a los cuestionamientos legítimos al
ejercicio de gobierno para, en su lugar, desvivirse en halagos y zalamería
hacia la figura de Andrés Manuel López Obrador, en muchos casos rebasando los
límites de la pena ajena.
Esos personajes, que no son periodistas -pero
reciben una acreditación como tales por parte de la oficina de Comunicación
Social de Presidencia de la República, que dirige Jesús Ramírez Cuevas, para
poder acceder a las conferencias del presidente-, están ahí con una consigna
clara: defender cualquier acción del actual gobierno, incluso hasta la
ignominia. Son lo que popularmente se conoce como “paleros”, aunque su nivel de
abyección es tan grande que bien se les puede catalogar como bufones, porque es
de risa escucharlos y leerlos ponerse “de tapete” del poder.
Pero la función de estos bufones no es tan
divertida. Están ahí para obstruir, diluir y si es posible reventar la
participación de los que sí son periodistas y acuden -porque ése es su trabajo-
a esos cada vez más patéticos ejercicios en los que el gobierno dialoga con su
ombligo.
Sin representar a ningún medio importante y a
veces ni siquiera a alguno real, ocupan las primeras filas y reciben turnos
preferenciales para preguntarle al presidente cosas tan “relevantes” como su
opinión sobre el resultado de la Serie Mundial de béisbol, su estado de salud
aunque parezca “corredor keniano” y, en especial, para darle la oportunidad de
golpear a los que llama “adversarios” con preguntas a modo que, sin un gramo de
vergüenza, han llegado al extremo de ponerse a leer, porque ni siquiera son capaces
de estructurar mentalmente las instrucciones que reciben, evidenciando que en
su vida han hecho nada cercano al trabajo periodístico real.
El despropósito mañanero más reciente fue la
inclusión de un hombre que sube videos a YouTube –y que por ése solo hecho el
gobierno le concedió la categoría de “periodista”- en los que alaba a la “4T” y
que se hizo viral en redes por uno en el que, literalmente, mandó “a chingar a
su puta madre” a cualquiera que critique o esté en desacuerdo con el
lopezobradorismo.
En los estados de la República también
existen estos esperpentos. En Veracruz, un deleznable mercenario “comechuletas”
que antes “prestó sus servicios” para Miguel Ángel Yunes Linares y Javier
Duarte de Ochoa, ahora envía sus correos electrónicos ensalzando al gobierno de
Cuitláhuac García Jiménez e infamando a sus críticos, a sus adversarios
políticos y a cualquiera que pueda representar un riesgo de señalamiento negativo
hacia la actual administración estatal.
Lo más grave en este caso es que ese sujeto
dispone de información privilegiada para hacer el trabajo sucio, como fue
evidenciado la semana pasada en un email en el que difundió fotografías del
rescate de un reportero en la ciudad de Nanchital, al sur de la entidad –cuyo
plagio quiso “justificar” al involucrarlo con el tráfico de drogas-, material
que solo el mismo gobierno estatal pudo haberle proporcionado.
Mientras el discurso oficial “cuatroteísta” habla
de respeto al disenso y a la libertad de expresión, los hechos muestran la
verdadera cara de un régimen intolerante y opaco, que lo único que quiere
escuchar es la adulación de sus bufones.
Con razón no saben –o hacen que no saben- que
en México siguen asesinando periodistas.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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