AUTORITARISMO RAMPLÓN
Fotografía: archivo |
El plan del régimen lopezobradorista por
borrar la de por sí frágil autonomía de las instituciones del Estado mexicano cuya
función es equilibrar y fiscalizar la actuación del gobierno, ha tomado un derrotero
vergonzoso y lamentable.
La elección de titular de la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) se convirtió en un auténtico lodazal,
en el que el lopezobradorismo gobernante vuelve a exhibirse en su verdadero
talante: el de la opacidad, la chapucería, el irrespeto cínico a la legalidad y
la absoluta ausencia de vergüenza.
Este jueves, en el Senado de la República se
designó a Rosario Piedra Ibarra –hija de la activista Rosario Ibarra de Piedra-
como nueva ombudsperson de la CNDH pasando por encima de la legalidad en varios
sentidos. Para empezar, en su mismo procedimiento.
Y es que tras darse a conocer la votación, la
oposición denunció un fraude, ya que la mesa directiva del Senado que preside
la morenista Mónica Fernández Balboa “cantó” un total de 114 votos -de los
cuales Piedra Ibarra obtuvo 76-, cuando el número de legisladores que en
realidad habría emitido su sufragio es de 116, con lo cual, no obtendría la
mayoría calificada de dos terceras partes de los senadores presentes que exige
la norma respectiva y a pesar de lo cual, la bancada mayoritaria, la de Morena,
descartó una reposición del procedimiento.
Pero si pudieran existir dudas acerca del
número real de senadores que votaron, sobre lo que existe total certeza es que
Rosario Piedra Ibarra no garantiza ninguna autonomía en su actuación al frente
de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ya que es militante en activo
de Morena. Incluso, en la elección del año pasado fue candidata de la coalición
Morena-PES-PT a diputada federal por el distrito 10 del estado Nuevo León, y de
cuya campaña además existe constancia. Por cierto, perdió.
Pero no es todo. Piedra Ibarra fue secretaria de Derechos Humanos del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, o sea, cuadro de alto nivel de la dirigencia de ese partido político, así como consejera política estatal en el estado de Nuevo León.
¿Qué autonomía respecto del titular del
Ejecutivo puede tener una persona que sale abrazada de Andrés Manuel López
Obrador en su propaganda política y que ha sido cuadro dirigente de su partido?
Efectivamente, ninguna.
Rosario Piedra Ibarra será una ombudsperson
sometida, una pelele del Presidente al que jamás tocará con el pétalo de una
recomendación por violaciones a los derechos humanos o abusos de autoridad por
parte de su gobierno, y de los cuales ya habría materia para empezar, como en
el caso de la cacería de inmigrantes por parte de la Guardia Nacional.
De hecho, este mismo jueves el Comité
de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas pidió
al Gobierno de México desmilitarizar ese cuerpo de seguridad y le dio un plazo
de dos años para hacerlo. La respuesta del régimen es más que previsible.
Rosario Piedra Ibarra asumirá el cargo en
medio del cuestionamiento a su imparcialidad y a la manera misma como fue
designada. Triste manera de manchar el legado de su madre, cuyo activismo en la
búsqueda de desaparecidos por razones políticas y por la democratización de
este país merecía ser honrado de otra forma.
Pero más allá de eso, queda claro que el
actual régimen va a desmantelar cualquier atisbo de autonomía en las
instituciones y, en consecuencia, a hacer retroceder a México a la época del
poder omnímodo e incuestionable del autoritarismo ramplón a la usanza del PRI
más anacrónico. Ése, en el cual se formó políticamente Andrés Manuel López
Obrador.
El siguiente objetivo es el INE.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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