EL COSTO DE LA OBSTINACIÓN
Fotografía: Cuartoscuro |
La burda imposición de Rosario Piedra Ibarra
al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos le está saliendo
demasiado cara al régimen lopezobradorista. Es un absoluto desastre institucional.
Si algún dato faltaba para desfondar lo que
le pudiese haber quedado de autoridad moral, fue el documento difundido este lunes
en el que queda en evidencia plena que la hija de Rosario Ibarra de Piedra les
mintió a los senadores y junto con ellos, a los mexicanos, acerca de su
situación política.
El pasado 9 de octubre, al inscribirse para
buscar la titularidad de la CNDH, Piedra Ibarra entregó a las comisiones unidas
de Derechos Humanos y de Justicia del Senado de la República un oficio firmado
en el que, bajo protesta de decir verdad, aseguró “no desempeñar ni haber
desempeñado cargo de dirección nacional o estatal, en algún partido político en
el año anterior a su designación”.
Como es público desde la semana pasada,
Rosario Piedra aparece en el padrón de Morena como integrante de su Consejo
Nacional por lo menos hasta hace unos pocos días, lo que en automático la
vuelve inelegible para el cargo pues se trata de uno de los máximos órganos de
dirección de ese partido. Por ese solo hecho es, dicho con absoluta
puntualidad, una presidenta espuria de la Comisión Nacional de Derechos
Humanos.
Si a eso se agrega la más que desaseada
manera como se llevó a cabo la votación para su designación, lo que resulta de
ello es una ombudsperson sin legitimidad alguna que no solo estará a las
órdenes del Ejecutivo federal, que es a quien en realidad le debe el puesto,
sino que no podrá cumplir ni medianamente con la responsabilidad que pretende
asumir, la cual en el violento México de la actualidad no es poca cosa.
No solo fue desconocida ya como ombudsperson
por el gobernador de Querétaro y por la Asociación Nacional de Alcaldes (Anac) -todos
ellos de filiación panista-. Los presidentes de 28 comités de Participación
Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción –incluido el de Veracruz, Emilio
Cárdenas Escobosa- criticaron el ilegal nombramiento de Piedra Ibarra pese a su
inelegibilidad y solicitaron a “los Poderes del Estado Mexicano llevar a cabo
nombramientos en donde se funde y motive la idoneidad de los candidatos que
compiten de forma pública, abierta y transparente por los puestos de las
distintas instituciones”.
En cualquier otro país con una mediana
normalidad democrática, Rosario Piedra Ibarra no hubiera llegado siquiera a la
terna que luego se votó fraudulentamente en el Senado. Y tras exhibirse su
falta de cumplimiento de los requisitos legales para ocupar el cargo, cualquier
otra persona con un gramo de dignidad y vergüenza ya habría renunciado al
mismo.
Sin embargo, una de las reglas no escritas
pero de inflexible aplicación en el México de la autodenominada “cuarta
transformación” es que al presidente no se le cuestiona ni se le dice que no a
sus decisiones. Mucho menos se da marcha atrás, a menos que sea él mismo quien
así lo decida con base en el cálculo político y a través de algún pretexto.
Reconocer que se equivocó, ¡jamás! Eso no está en el léxico del
lopezobradorismo.
El legado de lucha de Rosario Ibarra de
Piedra en favor de las víctimas de abusos de poder en México no se merece esa
mancha. Ni los derechos humanos pagar el costo de la obstinación.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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