AHÍ VIENE LA "FIDELIDAD"
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Fotografía: tomada de redes sociales |
Desde la campaña por la gubernatura de 2016,
fue un secreto a voces la presunta vinculación política y financiera entre el
gobierno que en ese entonces estaba en manos de Javier Duarte de Ochoa, con el
candidato de Morena a la gubernatura, Cuitláhuac García Jiménez.
En aquel entonces, se habló de supuestas
entregas de dinero en Casa Veracruz al abanderado de Morena, versiones que, por
obvias razones, no había manera de probar, pero que fueron difundidas por los
propios actores de aquella contienda, como el candidato priista Héctor Yunes
Landa, principal “afectado” por la ausencia de apoyo a su causa por parte del
gobierno de su mismo partido, que habría decidido meterle zancadilla por la mala
relación personal entre el aspirante del PRI a la gubernatura y el propio Duarte
de Ochoa.
Aun cuando nunca se comprobó fehacientemente
que el duartismo le entregara recursos a Cuitláhuac García, es un hecho que los
operadores de ese régimen sí apoyaron a Morena en aquellos comicios, y a pesar
de que al final no ganó la elección de Gobernador, el lopezobradorismo sí
experimentó un crecimiento sin precedentes en Veracruz para un partido de tan
reciente creación, obteniendo una inusitada votación que le dio una bancada
fuerte en el Congreso local y le sirvió como piso para lo que vendría en 2017
y, sobre todo, en 2018.
Con mayor cinismo que en 2016, los fidelistas
–que para entonces ya habían dejado atrás a Duarte y se reagrupaban en torno
del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, su verdadero jefe político- operaron abiertamente
en favor de Morena, dejando al garete a los candidatos de su propio partido, el
PRI, que sufrió la peor derrota electoral de su historia en Veracruz.
El principal objetivo era impedir que el hijo
de Miguel Ángel Yunes Linares, su enemigo histórico, heredase el poder en el
gobierno estatal y mantuviese la persecución judicial enderezada por su padre
en contra del grupo fide-duartista. Y desde dentro del propio PRI se estima que
por lo menos unos 400 mil sufragios le habrían sido “trasladados” a Morena el
pasado 1 de julio. Apenas lo suficiente para contrarrestar la brutal operación
de la administración yunista.
Empero, la sola derrota del enemigo no resulta
suficiente para una mafia política como la fidelista, que reclamará también
espacios de poder en el gobierno que arrancará el próximo 1 de diciembre en
Veracruz, de lo cual ya hay varios indicios que así lo indican.
Por ejemplo, el anuncio de quien ocupará la
cartera de Desarrollo Económico en el próximo gobierno de Veracruz, Ernesto
Pérez Astorga. Se trata de un integrante de los círculos empresariales que
fueron altamente beneficiados durante el sexenio de Fidel Herrera Beltrán,
particularmente del sector gasolinero, que con su inclusión en la siguiente
administración buscará volver por sus fueros.
Y para que no quede lugar a dudas, el propio
gobernador electo Cuitláhuac García Jiménez se dejó ver el pasado fin de semana
durante una fiesta familiar de un oscuro personaje de la “fidelidad”: el
empresario Fernando Padilla Farfán, uno de los constructores “consentidos” del
sexenio de Herrera Beltrán –de quien fue mucho más que un “socio” en varios de
los negocios que hizo con el gobierno estatal en ese tiempo- y que por lo visto
ya es gran amigo del próximo gobernante estatal, pues además de invitarlo a sus
“pachangas”, lo promueve en la portada de su revista Líder México –que no es la
misma que se edita en Veracruz y Puebla-, inundando de espectaculares la zona
conurbada Veracruz-Boca del Río con su imagen. Y el que con lobos anda…
No sólo a nivel federal se están dando pasos
hacia atrás. En Veracruz, ahí viene de nuevo la “fidelidad”.
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Fotografía: Líder México |
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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